1. INTRODUCCIÓN
A ti te escribo, querida mujer, y a través tuyo le escribo al hombre y al mundo. Claro está que este documento lo pueden leer todos, porque su contenido es universal. Además, se puede plantear como un hermoso desafío y un impulso para que el hombre conecte con su energía femenina. ¡Ya es hora!
Lo que me mueve a redactar este Tratado Fundamental sobre Manejo Energético y Creación en la vida cotidiana, es la importancia que tiene en estos momentos planetarios y de conciencia, el que cada ser humano logre entender y hacer carne en su diario vivir, los principios de Amor y Creación que le son propios por derecho de nacimiento, pero que en este viaje terrenal se han olvidado.
El texto que hoy te entrego está lejos de ser un instructivo, ya que sólo se propone despertar tu conciencia creadora y libre al estimular el recuerdo de lo que en esencia eres, lo que te llevará a un total empoderamiento y pérdida del miedo ante la vida, logrando así, manifestar tu propia Verdad en tus actos cotidianos en la Tierra.
En definitiva, se trata de recordar y recuperar la Magia que vive en tu corazón. Esa Magia antigua, verdadera, amorosa, poderosa, servidora y respetuosa, para que con ella construyas, junto a todos, una Nueva Tierra donde vivir. E incluso, más que construirla, traer a la materialidad lo que ya existe en tu futuro, pero que depende de ti llamar a tu realidad de libre albedrío, dualidad y materialidad.
De esta manera, podrás seguir viajando en esta hermosa nave que es el planeta Tierra, que como conciencia viva, también tiene su propio viaje, al que te invita con todo su Amor, pero al que podrás acceder sólo si eres capaz de recordar tu esencia y elevar tu vibración energética al mismo grado al que ella está accediendo en estos tiempos. Allí, la energía sólo permitirá el Amor como motor de acción, Amor que traerá por concordancia y atracción una vida libre y soberana para cada criatura que pisa el planeta.
Es nuestro viaje, pero que está siendo observado por todo el Multiverso…, nunca antes, en toda la Creación, un planeta cuya vida se manifiesta en materialidad y en libre albedrío, se había instalado en este estado de transformación, por lo que es una experiencia única que enseña a otras realidades y formas de vida, como si fuese una escuela, la forma de transitar por esta ruta del Amor hecho carne, y al mismo tiempo, en conexión con Todo lo que Es.
Este es mi regalo a la vida, a la mujer, y al hombre que quiera sentirla en su grandeza, que a modo de ofrenda y en profunda gratitud por estar en este viaje en este momento trascendental, entrego en Amor Puro y Libre por toda la Humanidad…, los que están, los que estuvieron y los que estarán.
En la vida cotidiana y pisando firme la tierra, están todas las herramientas para que entiendas la existencia y puedas crear tu propio camino hacia el océano que te dio el Ser como una pequeña gota de agua, que luego de un largo viaje, retornará a su fuente para fundirse nuevamente y ser parte del Todo. Lo maravilloso es que ese reencuentro último lo puedes hacer ahora, en la Tierra y con un cuerpo de carne y huesos. Humana.
Todo esto es simple, ya no es necesaria tanta complejidad ni tanto misterio, porque ya es hora de que todos despierten. Deja de lado la creencia de que en lo difícil está el camino, como si por ser así fuese más verdadero. Quien te diga eso, quien quiera mostrarte el camino difícil, sólo estará inflando su ego.
Roberto Cabrera Olea.
2. ¿QUÉ ES ENERGÍA?
No me referiré a todos los conceptos que se han desarrollado sobre energía, es más, en todo este Tratado, sólo te entregaré lo que de mi experiencia de vida rescato por medio del recuerdo desde mi corazón.
Energía es la esencia de toda existencia en este planeta y en toda la Creación, ya sea en este Universo como en otros. Es la presencia de la Fuente de Origen en la vida, de donde viene tu Ser y tu Conciencia, mediante distintas velocidades de manifestación. Es decir, todo lo que conoces y lo que no, tiene como soporte la energía, pero en distintas frecuencias vibracionales. En nuestro caso, humanos y de todas las forma que habitan la Tierra, incluidas piedras y aquellas cosas que suponemos no están vivas, pero que no es así, la energía tiene una velocidad vibracional más lenta que la que pueden tener otras conciencias que existen en el Multiverso, y que podemos darle muchos nombres, como ángeles, maestros, demonios, fantasmas, dioses, hadas y duendes, elementales, etc. Es por eso que la forma que adquiere esta energía en baja vibración es más densa que la de otras manifestaciones de vida, creando un cuerpo biológico como sostén de nuestro Ser. Por lo tanto, este cuerpo que has creado para vivir en la Tierra puede ser tocado y aprehendido por ojos y manos.
Esta característica concreta de tu cuerpo te ha llevado a creer que la energía es algo ajeno a ti, y más todavía, a creer que no puedes manipularla y transformarla a voluntad. Pues bien, no es así, la Verdad tras la ilusión que se te muestra día a día en la vida, es que ERES ENERGÍA y que puedes entenderla así, y por ende llegar a cambiar cualquier estado que quieras y que no te acomode, desde estados de ánimo, hasta enfermedades y dolores que aquejan a tu cuerpo. Esta comprensión te llevará aún más lejos, a entender que, incluso, toda dolencia no es más que una excusa para no tomar la vida en tus manos y ser responsable de tu destino, uno que no existe y no está escrito, sino que vas creando a cada instante.
Cada pensamiento o proyección mental es una partícula de energía en movimiento y que responde obedientemente a tus estados internos. Si enfrentas la vida con miedo, miedo y tristeza cosecharás, y por el contrario, si vives la vida con confianza y Amor, un dulce porvenir se te mostrará por delante.
Mientras más conectes con esta conciencia, y que de a poco se irá develando con mayor claridad en este Tratado para su manejo cotidiano, más capaz serás de transformar aquello que creías rígido y establecido en tu realidad. Serás capaz de leer en ti misma y en los demás, los estados energéticos que crean su realidad, ya sea sintiendo, visualizando, escuchando, oliendo, etc., y, en responsabilidad proyectar un cambio positivo.
Este punto es de vital importancia. La energía en todo el Universo tiene sus simples leyes que debes conocer, pero que no detallaré en este Tratado, y que sugiero que consultes en el libro “El Kybalión” (Tres Iniciados). Pero sí hay uno de esos principios que me interesa destacar, y tiene relación con la Verdad de que cada movimiento energético, aparentemente positivo o negativo, tiene una respuesta, no por castigo o premio, sino por principio nivelador, y de eso se encarga la misma energía que es inteligente y consciente. Cada movimiento de energía, ya sea de tu cuerpo o pensamientos, atrae una realidad por correspondencia; por lo tanto, ya no podrás echarle la culpa a nadie por la vida que tienes, sino sólo comprender con Amor y sin juicio, que todo lo que te ha tocado experienciar es el resultado de tus propios actos, en decir, tu propia elección.
Entender la energía y saberte capaz de manejarla a voluntad, es el principio de la libertad de conciencia, la que te llevará a construir, sin que se trate de merecimientos, una vida plena y feliz. Es energía, es la vida tras el velo, fuera de la ilusión.
3. ¿QUÉ SIGNIFICA CREAR?
Crear, consiste en la develación de la esencia energética tras todo lo que existe. Es moldear la realidad con la conciencia de que algo hay detrás, algo más poderoso y sutil. Es rescatar del olvido todo aquello que sostiene cualquier manifestación, y es darle un nuevo orden nunca antes dado.
Esto es precisamente lo que aquellos humanos -en la antigüedad y otros pocos hoy, aunque cada vez más-, que tenían la compresión de que la energía es la base de todo lo que los rodeaba, practicaban para realizar prodigios o milagros. Pero yendo a niveles más cotidianos, que es lo que me interesa tratar acá, la conciencia libre del olvido de lo que eres en Verdad, te permitirá sustentar la Creación diaria de tus experiencias. Para eso es necesario que te abras a la posibilidad de que todo se puede transformar para Crear algo nuevo, desde nuevos paisajes y músicas, hasta un nuevo día en el trabajo o una nueva relación entre familiares, parejas y amigos, etc.
Crear es el resultado de un acto mágico. Sí, Magia real y concreta, no aquella que se vale de trucos para estimular tus sentidos e incredulidad. La Magia a la que me refiero la puedes realizar partiendo de la simple comprensión de que todo lo que te rodea es una ilusión aparentemente rígida, pero traspasable con un corazón libre, es decir, sin miedo; ya que al saberte creadora de tu vida, desaparecerán inmediatamente las posibles amenazas de una realidad externa que creías determinada por otros.
Esta Magia de la Creación no sabe de carencias ni dolores, no sabe de sometimientos ni castigos, sólo sabe de conciencias libres y soberanas que la utilizan para manifestar tantas configuraciones energéticas como seres humanos existen.
Crear significa hacer reaparecer la Verdad energética de todo lo que Es, para así, volcar en el mundo con todo tu Amor aquello que te dio vida, y que puedes llamarlo de muchas maneras. Esta conciencia te llevará a sentir, más que a pensar, tu vínculo con Dios, por darle uno de esos tantos nombres. Y que por el simple hecho de venir de ese origen, cuentas en tus energías con esa chispa o ese Lenguaje Sagrado Creador.
Crear significa entregarte a la Verdad de que eres una pequeña diosa jugando por la vida a que no lo eres, para darte la oportunidad de recordarlo y maravillarte por lo que eres capaces de hacer. Sentir, amar, relacionarte, Crear.
Por lo tanto, la experiencia de Crear contiene la conciencia de lo que es la energía, en tanto plataforma de tu vida, además de posicionarte en la Verdad de que eres capaz de transformar tu realidad a voluntad y construir lo que quieras. Es así, siempre lo ha sido y lo seguirá siendo.
4. ERES HUMANA
Esta es una de las partes que más me motivaba llegar a escribirte. Sobre tu humanidad, tu condición carnal, pero que al mismo tiempo tiene la total capacidad de tocar cualquier espacio sutil que quieras.
La Verdad, es que para mí es un privilegio ser parte de esta tribu, más todavía al haber comprendido que somos tan Dios como el mismísimo que nos echó al mundo.
Ser Humano es una condición que elegiste vivir, por una parte por lo difícil del juego de la vida, lo que era un tremendo desafío, y por otro, por las posibilidades que te entregaba. Tienes un cuerpo biológico, tienes una mente maravillosa, puedes tocar y besar, sentir como pocos en el Multiverso, enredarte creyendo que todo esto es real e inamovible, y al mismo tiempo despertar y ser capaz de conectar, a través de tu corazón, con la Fuente misma de la Creación, logrando viajar, si quieres, por toda lo existente.
Este planeta tiene como característica fundamental su condición de Libre Albedrío. Acá, quien quiera sufrir, sufre, y quien quiera liberarse y ser feliz, puede hacerlo. Nada te detiene en este viaje de olores y formas, de visión limitada, de cuerpos sudados tocándose y elevándose en el frenesí del amor humano y de carne. Es en Verdad una de las experiencias más maravillosas que puedes experimentar, es precisamente la posibilidad de entregarte a esta vida, y dejar de arrancar a tu condición humana, la que te abrirá el corazón para comprender la esencia de la vida, ya que es de esta forma que te entregarás lo más valioso, el tesoro por el que han guerreado razas enteras, el mayor regalo que siempre has buscado fuera de ti misma porque olvidaste que eso te configuró. Hablo del Amor, que lejos de ser un simple sentimiento, es la energía de más alta vibración en toda la Creación. Por eso es que todas tus penurias y alegrías tienen siempre relación con ser amada o no, porque sin esa energía no puedes vivir, al menos feliz, porque de poder se puede, pero a duras penas. Cuando no te entregas tú misma este Amor, andas como ciega pidiéndolo afuera, carente, pobre y limitada a tu capacidad creadora. Es esta falta de Amor, la que te somete al arbitrio de otros y a sus decisiones. Pierdes toda libertad y autonomía.
La llave entonces, está en tocar esta energía en tu interior, llenarte de Amor antes de repartirlo, o creer hacerlo. Sólo así puedes crear una vida llena de…, oh, precisamente Amor.
Nadie te puede amar como lo puedes hacer tú misma. Nadie te puede hacer sentir la conciencia de la energía de Amor, que es lo que sostiene toda la vida, mientras sigas negándote a tu capacidad energética. Sólo será posible si te encuentras con alguien que haya alcanzado la misma libertad y capacidad de amarse a sí mismo, pero eso sólo sucederá cuando primero tú te ames plenamente.
5. AMOR, LA MÁS ALTA VIBRACIÓN ENERGÉTICA
El Amor es la energía que da origen a todo lo que existe, pero al nacer en este plano terrenal, por las condiciones de este juego, olvidas que así es. Por eso puedes pasar la vida entera buscando el Amor como un perdido en el desierto busca un oasis con agua. Y no hablo sólo de lo que buscas en tu pareja, sino que toda relación humana y con el mundo, está basada en esta búsqueda de Amor, y cuando no eres consciente de ello, condicionas toda tu entrega al acto de pedir que se te sostenga energéticamente.
Cada vez te vas acercando más a la esencia de una vida plena y feliz, que no tiene nada que ver con lo que crees que te dará felicidad, porque hasta el dinero aparenta darte esa seguridad que no tienes en tu interior, ¿por qué? Por falta de Amor. No hablo de no tener dinero o cualquier otra cosa, hablo de darles el justo rol en tu vida, como una consecuencia de tu interior pleno de tu propio Amor, no un parche que oculte tu carencia.
Seguimos hablando de energía y de creación, ya que cuando eres capaz de amar eres creativa y libre de manifestar lo que sea en la materialidad y en los planos sutiles. El Amor es el lenguaje de la Creación, y cuando estás en esa alta vibración, el mundo te responde de la misma manera, por ley de atracción. Eres amada en tanto amas. Sólo cubriéndote de Amor tú misma y en primera instancia, cosecharás una realidad amorosa y respetuosa. Ya no estarás con la necesidad de nada externo para cubrir esos espacios vacíos, por lo tanto lo que recibas como respuesta a tu Amor, será sólo disfrute y no una pastilla adormecedora que no te permita ser honesta contigo misma y detectar dónde cojeas, para desde esa detección solucionar cualquier dolor, físico o emocional.
El origen de todos tus dramas cotidianos es la falta de Amor, revisa con honestidad y profundidad. Y el origen de tu felicidad es el Amor conquistado en tu interior, por ti misma, y que te es devuelto por la vida en concordancia.
Ahora, el planeta y la conciencia humana cuentan, más que nunca, con la posibilidad de conectar con estos espacios sutiles y amorosos, por lo que ya no necesitas complicar ningún proceso de conexión y comprensión. Sólo debes mirar la vida con confianza, respirar siempre y en forma consciente, cuidarte como si se tratara de tu ser más querido, aceptando esta vida material, dual y terrenal…, es más, disfrutándola y dándote aquello que te gusta más, desde comer un helado, porque ese placer eleva tu vibración hacia el Amor propio, hasta dormir más de la cuenta un día porque tu cuerpo lo necesita, y tú amas tu cuerpo tal cual es, o al menos quieres hacerlo.
El principio para lograr crear y manifestar en el mundo lo que desees, consiste en elevar tu vibración energética. Es decir, aumentar su velocidad para llevarla cada vez más cerca de la sutileza del Amor, y no para quedarte pegada en las nubes, sino para traer ese Amor a vivir contigo en la Tierra. Acá está tu vida, acá elegiste vivir en este tiempo en que es posible comprender la vida en su totalidad en tanto energía. Entonces, ya no es necesario despojarte del cuerpo o pasar meditando todo el día con los ojos cerrados para conectar con la Fuente de Amor, sólo basta que en conciencia, sin ser condescendiente contigo misma y haciéndolo desde la disciplina que sea necesaria para tu propio viaje, disfrutes de la vida como el mayor de los regalos que te has podido dar, así algún día recordarás por qué estás acá y el por qué de tu elección de vida…, y creo no equivocarme, llegarás al mismo punto de inicio, el Amor. Esa es la energía que te movilizó a venir a la Tierra y es la energía que te impulsa a recordar tu esencia.
Y verás cómo el mundo con todas sus criaturas se manifiestan ante ti y responden a tu Amor. Los animales y las plantas, y todo lo que el planeta te ofrece, vibran en esta energía y son conciencia pura de Amor, por lo tanto, cuando seas capaz de tocar este estado vibracional, escucharás cómo te hablan y se comunican contigo; pasas a ser parte del Todo como una pieza más de la conciencia de Amor, en tu cuerpo físico y en tu misma casa, ya que no es necesario que dejes atrás nada de lo conocido, sólo que transformes la manera de relacionarte con ellas, ya no en dependencia por falta de Amor, sino que en libertad.
Date el tiempo, que también es una forma de amarte, de respirar conscientemente, involucrando tu cuerpo en ese acto tan simple, pero que te recuerda que estás viva. Todo ante tus ojos irá cambiando en esta hermosa locura de ser un ángel con cuerpo humano, y de recordar que lo eres.
6. TRASCENDER LA ILUSIÓN
Ya estamos entrando en materias más concretas, y primero que todo me interesa definirte, a grandes rasgos, lo que es la realidad en la que vives día a día.
La realidad es un constructo energético tal cual lo eres tú, y que responde materialmente a una fuente esencial más allá de tu percepción cotidiana. De la misma manera que tu cuerpo es energía manifestada por tu Ser en forma física, la realidad, todo aquello que te rodea, es una prolongación en baja velocidad vibracional de la fuente que la sostiene. La Fuente de Amor Universal y tu capacidad creadora, aunque sea inconsciente todavía, plasman el paisaje en el que te mueves todos los días. Es un escenario de carácter ilusorio por su fundamento energético, y por ende puede ser transformado a voluntad cuando recuerdes tu capacidad de Crear. Si este escenario tiene el rostro que hoy te muestra es porque eso es lo que quieres ver y representar, y si aún quieres creer que no es cambiable por otro escenario, es porque tu conciencia aún está pegada a la idea de que todo preexiste a tu acción, es decir, que al momento en que interactúas con el mundo, éste ya estaba creado previamente. Y esto no es así, lo que sucede es que te mueves en una realidad de consensos en que el color rojo es rojo, y el auto tiene tal forma y no otra, y todos lo vemos igual; o que si tomas tal dirección llegarás a tal parte. Es un mundo de linealidades y lecturas sesgadas porque tu conciencia aún duerme, porque así lo quieres y porque a muchos les conviene que así sea, pero de ellos no me voy a referir en este documento, ya que mientras más le quites la atención al afuera, y más centres el crecimiento interior en ti misma, mucho mejor, más efectivo y verdadero.
El mundo es una ilusión que tú misma has creado para jugar tu juego. Este recuerdo que puede transformarse en conciencia sentida, es la que te permitirá preguntarte, por ejemplo, ¿y por qué no soy capaz de vivir así, transformando mi vida en algo mejor, y el mundo en algo más pacífico, hermoso y lleno de Luz? Pues bien, la respuesta es simple, estás dormida, sólo eso, y es necesario que despiertes. Y la principal causa que te mantiene dormida es el miedo. El miedo a no tener qué comer, a no ser querida, a no ser buena, etc., todas esas cosas que a la sociedad le conviene hacerte creer para que no conquistes tu libertad ni tu Magia de Ser Creadora.
El miedo es la antítesis del Amor, ya que se mueve en desconfianza, en dolor, en carencia, en una ilusión que te dice que debes sufrir y hacer un camino difícil para alcanzar tus metas. Tu sueño está a la vuelta de la esquina y lo mejor es que sólo depende de ti concretarlo. Recuerda que cualquier cosa que quieras manifestar es una proyección energética, y que el fundamento para que se haga realidad reside en el Amor que te puedas entregar a ti misma y por rebalse al mundo. Nada más, ni nada menos.
Ahora, este miedo que funda tus acciones en el mundo antes de despertar, crea ilusorias limitaciones, que también son creencias, pero tan frágiles como cualquier cosa, tan manipulables como cualquier constructo energético. ¿Cuáles pueden ser estas limitaciones? Por ejemplo, el creer que no eres capaz de amarte, y de no creer todo lo que te he explicado, y menos que eres capaz de llevarlo a cabo. Piensa en eso. ¿Por qué no? ¿Por qué otros sí y tú no?
“No, yo no soy buena para eso”, “No, yo nunca lograré hacer esto, nunca me ha resultado”, etc. Créeme que por el simple hecho de estar pisando esta Tierra y estar leyendo estas palabras unidas con tanto Amor, tienes el derecho y la capacidad de Crear. Eres una Creadora, y tan buena, que hasta te creíste como verdaderas todas las limitaciones que inventaste. Tan bien hechas te quedaron, que no te cupo duda de que eran ciertas. Bueno, entonces da vuelta la tortilla, gira el telescopio hacia tu corazón y aprende a leer a la maga que tienes dentro.
Nada malo ni nada bueno hay en tu interior, sólo formas de manifestar energía, sin juicios ni creencias. Y esto es tal vez una de las cosas más importantes de este Tratado, y tiene relación con quitarle la carga o el catálogo a tus actos y a las demás personas. “No, es que no lo merezco”, inconscientemente, esto lo has dicho más de alguna vez en tu vida, y el Universo responde sin juicio a tu sentencia, porque contesta a la energía que con tu pensamiento estás moviendo y que diriges hacia el no merecimiento y la carencia.
Vives en un mundo de dualidades, de arriba y abajo, de bueno y malo, etc., pero la Verdad es que eso es otro de los inventos que has creado para jugar este juego, pero ya no es necesario que así sea. Cualquier acto humano responde a un movimiento energético y la energía no juzga, sólo responde, eres tú la que catalogas como bueno o malo, tal o cual acto. Pero cuando logras ver con Amor, con tu energía en alta vibración cualquier acto aparentemente bueno o malo, entenderás el origen de dicho acto, y comprenderás el por qué, dejando de juzgarlo. Estando en el Amor no hay dualidad, estás completa, sin necesidad de definir los sucesos, sólo de observarlos sin carga emocional. En el Amor no hay ni villanos ni santos, y eso es una liberación. Ya no se trata de no ser como tal o cual persona porque es “mala”, o de seguir el ejemplo de un santo o un mártir, sólo se trata de escuchar tu corazón y seguir tu camino, un camino único donde la paz interior, nacida de estar cercana a la fuente de Amor, te permita entender incluso, que intentar ser como alguien más, es una trampa que te puede someter toda la vida, ya que siempre será una meta inalcanzable, y es lógico, porque cada Ser tiene su propio viaje y actúa de la forma que más le acomode. Por lo tanto, imitar a un ser de excepción, es la trampa que te somete a no encontrar nunca tu camino, o mejor dicho, a no crearlo. Estarás siempre mirando para afuera, y nunca conocerás tus anhelos más profundos y verdaderos.
La dualidad es una elección, lo bueno y lo malo es una elección y una opción arbitraria para someter conciencias. Si estás en el Amor habrá respeto y tus actos no perjudicarán a otros, nunca. Así que no temas romper tus creencias y ser libre de una vez por todas.
Ahora bien, existen muchas técnicas para ir alcanzando una alta vibración energética y el manejo de ella para crear una nueva vida. Y muchas son muy antiguas, lo que no es garantía de efectividad. Cada Maestro tuvo su viaje y muchas de sus enseñanzas han sido dogmatizadas con tal de que el discípulo no se equivoque al seguirlas…, esto habrá funcionado en otro tiempo en que las energías planetarias y de conciencia estaban aún más densas que hoy, por lo tanto, en estos momentos en que estás leyendo, ten la seguridad de que mientras más sigas tu propio corazón mejor encaminada estarás, y aunque haya error, ya que el error te dice por dónde sí y por dónde no, según tu propio sentir, no el de un guía o maestro. Ahora bien, el comenzar por adoptar alguna técnica o pedir el consejo y la guía de otra persona, en ningún caso te perjudicará, pero sólo si lo que buscas a fin de cuentas es desarrollar tu propia conciencia de vida, que te llevará a soltar, cuando sientas necesario, dicha guía o técnica, para empezar a caminar por tu cuenta en esta ruta de elevar tu vibración energética para llegar al Amor y conquistar tu automaestría.
Respira, profunda y conscientemente, dándote cuenta de que lo que estás haciendo es integrar el suspiro de la vida en tu cuerpo, subir energéticamente, y además alcanzar la conciencia de libertad para Crear. Al mismo tiempo sentirás tus pies enraizarse con más fuerza en la tierra, porque esto no se trata de escaparse a la nubes, sino de conocer en plenitud tu experiencia terrenal; y tu cuerpo se sentirá distinto, aparecerá. La conciencia despierta, el darte cuenta de lo que es la vida y de lo que eres tú misma, sólo la puedes lograr tú, implementando tu propia disciplina, la que tú necesites. Sólo tú sabes lo que en Verdad necesitas para vivir en el Amor y reconquistar tu Magia.
Reconocerás lo que en Verdad necesitas porque sabrás de tu Verdad esencial. Al subir tu vibración, el velo que no te permite ver la energía y el Amor tras las cosas, desparecerá y se te manifestará la vida en su plenitud, con otros colores, otros olores y otros personajes, que una vez conocidos podrás traer a tu vida cotidiana para enriquecerla. Recuerda que nada que no quieras que salga de tu vida saldrá de ella, y eso que quieras mantener en tu vida se verá iluminado por una nueva Luz.
7. CREER ES CREAR
Para Crear es imprescindible primero creer. Creer que eres energía, creer que la vida es una ilusión transformable, creer que eres Amor materializado, creer que eres mucho más de lo que has creído hasta hora, y creer que eres capaz de Crear. Y en este punto te encontrarás con lo más desafiante, no utilizar la mente como la has venido usando hasta ahora, y comenzar a proyectar y a vivir desde tu corazón. ¿Qué significa esto? Bajar la conciencia desde tu cabeza para sostenerla en tu cuerpo entero. Sentir antes de pensar, para que el pensamiento y la mente vuelvan a ser un instrumento de creación y no quién decida qué crear. La mente es quien teme ante la vida, no el corazón; es la mente la que cree en el miedo y en las limitaciones. Y el corazón, la conciencia de Amor, no se encuentra en tu pecho donde está el órgano que irriga la sangre a tu cuerpo, sino que se encuentra paradójicamente en tu cerebro, pero en el hemisferio derecho.
Cuando digo “bajar la conciencia”, me refiero a que le entregues el timón de gobierno de tus acciones a la parte más intuitiva y femenina del cerebro, para desde allí trasladar la energía por todo tu cuerpo. Esta parte suave y amorosa se encuentra en el hemisferio derecho, en contraposición con el izquierdo en el que has confiado todas tus lógicas y creencias, rigideces al fin y al cabo. El hemisferio derecho se mueve en la multidimensionalidad y es flexible. Con esta parte de tu cerebro lograrás creer y comprender que todo es posible, porque así es, y este será el principio que fundará tus acciones en la Tierra y en tu vida.
Al entregarle el rol de gobierno a tu hemisferio derecho, podrás sentir que tu corazón y todo tu cuerpo laten como nunca antes. En meditación, como te explico en la última parte de este Tratado, imagina que el hemisferio izquierdo se instala en la parte posterior de tu cabeza y que el derecho pasa a situarse en la parte frontal de tu cráneo. Desde allí, siempre respirando consciente y profundamente, sentirás la paz de la conexión con la Fuente de Amor y tu Ser superior, y por ende contigo misma. Todas tus capacidades creadoras irán despertando en la confianza de que tú puedes ser feliz y puedes crear una nueva historia para tu vida, soberana y libre.
Cuando el corazón esté libre de sesgos y no esté sometido al miedo de la mente rígida, estarás en condiciones de imaginar en conciencia plena y sin limitaciones una nueva realidad, una nueva configuración energética para tu entorno. Y no temas quedarte sola en este viaje, tu luz se irradiará tan potente que los demás no tendrán otra opción que intentar lo mismo. Al mismo tiempo que tú encuentras tu esencia de Amor, estarás enviando un sinnúmero de invitaciones a hacer lo mismo, a creer que es posible.
El imaginar consciente es el acto mágico por excelencia, pero sólo si se proyecta desde el Amor. Por eso, antes de cualquier cosa, se hace necesario que revises tus miedos para Crear algo nuevo, e incluso perderle el miedo a tener miedo, porque de todas formas es parte de la vida…, sólo se trata de dejarlo atrás para moverte desde otro lugar, desde el Amor.
8. HACIA UNA VIDA LIBRE Y PLENA
Desde el Amor, que es la más alta vibración energética, todo está dado para la manifestación de algo nuevo y hermoso, algo nunca antes creado en este planeta. Hacer tierra en la propia tierra. Y es maravilloso entenderlo así, aceptando que lo que creaste antes, sólo fue un ensayo para lo que viene, un ensayo necesario y potente que te dice qué quieres y qué no, porque desde ahora estás en condiciones de Crear y transformar a voluntad como la maga que eres.
Desde el Amor, tu manifestación sólo será Amor, en nuevas formas, en nuevas relaciones desde el corazón sin sesgos limitantes. Desde el Amor serás libre en una nueva libertad, no la que pudieron haber alcanzado otros humanos antes que nosotros cuando se desprendían y desechaban la vida en la Tierra para tocar otros planos de conciencia, en Amor también, pero despegados del suelo.
No, ahora el viaje es otro. El nuevo viaje consiste en sentir y experienciar la vida en la Tierra como no podrías haberlo imaginado nunca desde tu mente lineal. Un viaje en la misma vida cotidiana que tienes hoy, y pisando tierra firme con tus pies que ahora son una prolongación de tu corazón. Aquí, en este estado del Ser, en esta manifestación de tu Verdad esencial sobre la Tierra, donde eres tú el canal, están todas las herramientas para una nueva Creación. Fíjate bien, estarás llena y colmada de Amor, paz, confianza y certezas, por lo tanto, todo lo que salga de tu interior para relacionarte con el mundo, tendrá esas mismas características, ya sin miedo ni ansiedades. Así, al reconocer que todo lo que existe en la Tierra es tu propia manifestación, sólo Amor nacerá de tu corazón al relacionarte con ella.
Prueba desde ahora. Ejercita tu energía y practica el Crear algo nuevo desde el Amor. Date un tiempo, camina descalza, siente la tierra y el pasto, mira el sol y la luna, vibra con su energía, escucha a los pájaros cantar y el tronar del mar en las rocas. Respira todas estas experiencias, y las que nazcan en tu corazón, y llévalas a tu interior, no cierres los ojos si no te mueve hacerlo, sólo siente de otra manera, en una experiencia en la que todo tu cuerpo, que es la manifestación energética de tu Ser, se vea involucrado. Mira atentamente una flor y visualiza su energía, date el tiempo para ti misma, y envuélvelo como un regalo que nadie más te puede dar, porque sólo tú sabes que quieres para vivir en Amor. El mundo te está esperando, disfrútalo.
En esas experiencias, en que eres consciente de tu papel como Creadora de la vida, desaparecerán las víctimas y los victimarios, y la responsabilidad de tu experiencia de vida sólo recaerá en ti, libre y sin miedos. Serás una Nueva Conciencia pisando la Tierra e irradiando Luz de Amor por todas partes. Y entenderás que como la Tierra también es una conciencia viva, se está acomodando y transformando para su propio viaje. Perderás el miedo a los sucesos catastróficos, no les sigas el juego a los agoreros que predican destrucción. Sí, están sucediendo cosas, el mundo está transformándose, pero mientras más creas en dolor y sufrimiento, eso tendrás, y mientras más comprendas que la Tierra se está elevando hacia el Amor al igual que tú, podrás proyectar sólo una Nueva Tierra para quien quiera vivir en ella. Recuerda que como vibres adentro, manifestarás afuera. Todo se trata de energía y de tu capacidad de manejarla, primero en tu interior y luego afuera. Es por eso que te digo que no pongas tu atención en lo que pasa en el exterior, y que te ocupes de tu interior, esa Luz que irradies tiene mucho más poder que cualquier lucha contra quienes no quieren que des este paso, o que no quieren que el mundo haga su camino hacia una experiencia mejor. La energía es inteligente y sabrá dónde depositar todo el Amor que estés generando. Confía.
Un Ser Soberano se está creando, como conciencia primero y luego como un cuerpo de carne y huesos. Un Ser fuerte y en conexión total con el Cielo y con la Tierra al mismo tiempo. Un Ser de alta vibración energética, que viste el dorado de la transformación y el Amor. Luce ese color dorado con orgullo, luce tu Amor, luce tu altura nueva…, transfórmate en un Ser Dorado que grita a todos los vientos que la Humanidad lo logró. Que dio el salto al vacío de su Amor interior al hacer conciencia de sus capacidades energéticas y conquistar en su interior el recuerdo de su Magia.
9. LA PROPIA SANACIÓN ENERGÉTICA
En esta parte quiero entregarte sugerencias básicas para el desarrollo de tus energías con el propósito de que las conozcas, de que te conozcas a ti misma, de que crees una nueva conciencia y eleves tu vibración hacia el Amor.
En estos tiempos están las condiciones de lograr todo lo que te he dicho, estando en relación con el mundo. Ya no es necesario subir la montaña y permanecer meses o años en aislamiento. Siempre será beneficioso para tu autoconocimiento y el trabajo de tus energías, que te des tiempos de soledad e introspección, pero sin olvidar que hay un mundo hermoso afuera, que si bien se mueve mayoritariamente en desorden y en baja vibración todavía, tú también has ayudado a crearlo, también es una prolongación tuya, por lo tanto, en la medida en que logres tú conectar con el Amor Universal, entrégalo. Comparte tu descubrimiento con sólo brillar alto. No es necesario más que eso, pero no des la espalda a tu mundo.
Si crees que necesitas una guía en relación a desarrollar tu energía y a sanar aspectos duros o bloqueos en ella, escúchate y lanza el llamado, tú guía aparecerá cuando menos lo esperes y cuando realmente lo necesites. Pero no te olvides de que este proceso es tuyo, y es un camino directo al trabajo de conciencia, tú propia conciencia, que te dirá qué cosas para ti son perjudiciales o beneficiosas para vivir plena, o cuánto tiempo dedicar a la meditación porque eso es lo que tú necesitas, o querer variar una técnica porque la original ya no te aporta, etc. Es decir, una guía, una terapia energética o psicológica, son sólo un punto de partida para que te encuentres a ti misma. El mundo espera tu energía en autoconocimiento y en libertad.
Es importante que tengas presente, querida, que habrá momentos de ansiedad, frustración, dolor y mucha soledad. Pero eso está bien, esas experiencias aparentemente negativas nos enseñan el camino adecuado para cada uno. Las bajas vibraciones manifestadas en pensamientos pesimistas y de falta de confianza en ti misma, se aferrarán con todas sus fuerzas para no dejarte, porque son tu creación, también son tus hijos, así que abrázalos con el mayor Amor que hayas conquistado y diles que todo estará bien, que les agradeces que hayan sido parte de tu vida, pero que ya no las necesitas. Es precisamente la energía de Amor que vayas alcanzando la que creará el cambio, uno suave y sin lucha. Estos estados difíciles de sobrellevar, en especial la soledad, tienen relación con el dejar a tras las dependencias de otros y del mundo externo para conquistar el propio Amor interior, entonces, en esa transición, en ese punto intermedio, sentirás que no hay nada a qué aferrarte…, pero sólo debes confiar, porque ese estado de soledad y dolor también es ilusorio, nunca estarás sola. Habrá resistencia, no creas que no será así, pero es transitorio.
No te rindas y no temas más de lo necesario, yo sé que en tu interior está la madre, la guerrera de Amor y la sacerdotisa que necesita el planeta y el cosmos para que la energía femenina vuelva a gobernar nuestros pasos. Tú, mujer, serás quien nos enseñe a amar en forma definitiva para no volver atrás. Tú nos dirás que no es necesario seguir temiendo ni sometiendo a los demás producto precisamente de ese miedo. De esta manera tendremos el equilibrio necesario entre las dos energías que mueven el mundo, la femenina y la masculina, para que todo vibre como por eones hemos querido, en equilibrio y Amor.
Y en este punto seré majadero, no te olvides del mundo, y no temas que los demás no vibren a tu altura, aún no es su momento, pero lo harán. Es más, tu misma luz y Amor los guiará. Esa es la Magia, porque de todos, hasta del ser que aún vibra bajo y denso, hay algo que aprender, o si no simplemente no se cruzarían en tu camino, y en ese interacción aprenderás a entregar.
Ahora te doy algunas técnicas sugeridas para que tomes la energía en tus manos y la eleves hasta donde tú quieras, y a modo de punto de partida, te servirán para conectar con nuevas formas, aprendidas o creadas por ti misma, que te ayuden a alcanzar la plenitud. Todo lo que te he dicho y las técnicas simples que te entrego, pásalas por tu corazón y transfórmalas con tu sentir luego de haberlas asumido como propias.
1. Respiración consciente: ponte cómoda, en la posición en que te sientas tranquila y sin tensiones. Coloca tus dos manos en posición receptiva, con las palmas hacia arriba, y cada una sobre los muslos o rodillas.
Cierra tus ojos (después lo puedes hacer incluso con los ojos abiertos, cuando logres mayor manejo de tu conexión), y comienza a respirar tranquilamente y dándote cuenta de que lo estás haciendo, es decir, sé consciente de cómo ingresa el aire a tu cuerpo y de cómo sale. No dejes el oxígeno en tus pulmones, sino que llévalo hasta el abdomen, debajo de tu ombligo, e infla tu estómago con cada respiración, para contraerlo al momento de exhalar. No fuerces este ejercicio, no es necesario sufrir ni pasarlo mal, y no tenses tu cuerpo, mantente relajada.
Hazlo por unos instantes, hasta que te sientas disfrutar de tu cuerpo que sin duda ya no sentirá igual que antes. Los pensamientos que te saquen de este estado tranquilo son normales, así que envuélvelos en luz y déjalos a un lado, aceptándolos, no luches contra ellos.
Registra la sensación que te provoca para que puedas llevar este ejercicio a tu vida cotidiana, en cualquier parte. Siempre respira conscientemente y siente tu cuerpo desde la cabeza hasta tus pies que ahora pisan firme.
2. Símbolos de poder: esto es muy simple, y en una primera instancia te ayudará a recordar en todo momento lo que quieres para tu vida y la vibración con la que quieres conectar. Por ejemplo, en mi caso, me acompaña el “triskel”, un símbolo mágico celta que utilizaban los druidas para conectar con ellos mismos y con las fuerzas de la naturaleza donde reside Dios, o los dioses.
Busca el tuyo, o usa este mismo, pero es irrelevante cuál sea. Lo que importa es que encuentres una figura que te permita recordar quién eres, tu fuerza, tu Amor, tu alta vibración y lo que quieres traer a tu vida.
Usa el ejercicio anterior (respiración consciente) y cuando lo termines, o antes de empezarlo, observa detenidamente tu símbolo y medita en él, juega con él, escucha el recuerdo que te trae.
3. Conectar con la naturaleza: date tiempo para sentir aquellos espacios que siempre vibran en la energía de Amor, como lo es la naturaleza. Nútrete de esa energía que también es la tuya, y tráela a vivir a tu cotidianeidad.
Siempre usando la respiración consciente, sube tu vibración y observa las plantas, los pájaros, huele la tierra húmeda, abrázate a un árbol, y canta en tu interior esta nueva música del recuerdo. Habrás visto sus colores y sus palabras…, la tierra está viva. Sube alto y retorna luminosa para derramar esa energía en la ciudad y entre las demás personas.
4. Sentir tus actos cotidianos: más simple todavía. Camina sabiendo que estás caminando, come sabiendo lo que estás comiendo, respira sabiendo que estás respirando, abraza y besa sabiendo que eso es lo que estás haciendo…, con esto cortas toda automaticidad de tu vida, y todo lo que hagas será una opción, ya no un acto reflejo condicionado y aprendido. Y mientras lo hagas, siempre respira conscientemente, así vivirás en el ahora y no en tus recuerdos o proyecciones de futuro.
5. Activación de los centro mayores de energía: existen siete chakras que están distribuidos por tu cuerpo (puedes buscarlos en internet). Son puntos de energía que como canales te conectan con el mundo terrenal y espiritual.
El primero está en la entrepierna, el segundo debajo de tu ombligo, el tercero en el plexo, el cuarto en el pecho (corazón), el quinto en la garganta, el sexto en la frente (tercer ojo) y el séptimo en la parte superior de tu cabeza. Todos están alineados como en un tubo de luz y cada uno gira como una espiral, por delante y por detrás de tu cuerpo. Cada chakra tiene su propósito que te sirve en este viaje, en lo físico, emocional y espiritual. Los tres de arriba te conectan con tu espiritualidad y tu Ser superior, y los tres de abajo te conectan al plano terrenal y físico. El del medio, el cuarto chakra, es el conector entre estos dos grupos, el vínculo entre los dos planos, y es precisamente el corazón. Ahora bien, a medida que vayas reconociendo y activando estos puntos energéticos, trata de entenderlos y sentirlos como parte de un todo. No separes con tu mente el cuerpo y no trabajes tus chakras por separado, ya que eres un núcleo total de energía, completo por sí solo. Un Universo entero.
Pues bien, aquí te sugiero que le pongas más atención, sin descuidar los otros, a los chakras físicos, los tres de abajo, ya que es necesario encarnar totalmente para conectar con nuestra vida en la Tierra, en confianza, sin miedo y en entrega a la vida. Y eso se logra al aceptar y disfrutar tu experiencia terrenal.
Utiliza el primer ejercicio, y mientras respiras conscientemente, visualiza e imagina tus chakras, los siete. Con cada respiración toma energía del Universo a través del séptimo chakra y anda bajándola por los otros y por la columna vertebral. Ante todo disfruta y no juzgues tus sensaciones, son tuyas, únicas y llenas de energía de vida.
Cuando llegues a los tres primeros chakras, dales más luz e irradia toda tu energía desde el segundo centro, es decir, debajo de tu ombligo. Desde allí, luego de un instante de disfrute, traslada la energía a través de tu primer chakra y por tus piernas hasta que toque tierra y penetre en ella hasta su centro. Una vez que hayas conectado con el centro de la Tierra, siente como ella te devuelve la entrega, recibe su energía, la que llevarás por todo tu cuerpo hasta enviarla nuevamente al Universo. Este flujo termina al trasladar toda la luz que estás irradiando hasta el cuarto chakra del corazón y visualiza a tu alrededor un campo dorado de energía. Lleva tus dos manos hasta tu pecho como si te entregaras algo, tócalo y date ese Amor con tus manos cargadas de energía renovada.
Eres el puente entre el Cielo y la Tierra, un canal de Amor. Estás envuelta en Luz dorada y conectada con el Todo, es más, puedes recordar que lo eres. Disfrútate…
6. Conectar con la Conciencia de Amor: en meditación, tomando el primero de los ejercicios que te sugerí, imagina que el hemisferio izquierdo se instala en la parte posterior de tu cabeza y que el derecho pasa a situarse en la parte frontal de tu cráneo. Desde allí, siempre respirando consciente y profundamente, sentirás la paz de la conexión con la Fuente de Amor y con tu Ser superior, y por ende contigo misma. Todas tus capacidades creadoras irán despertando en la confianza de que tú puedes ser feliz y que puedes crear una nueva historia para tu vida, soberana y libre.
10. UN FINAL ABIERTO
Existen muchas técnicas que podrás aplicar en este camino de alcanzar la vibración de Amor, y lo que necesites para nutrirte aparecerá en respuesta a tu crecimiento y a tu valentía de dar primero el paso, antes incluso de saber qué vendrá, en plena confianza en la vida y en tu intuición. Pero lo que es más importante, es que nunca pierdas la conciencia de ti misma. Tú decides, tú escoges, tú eres la que camina esta ruta y sólo tú sabes cuál será tu siguiente paso. Nadie puede conocerte más que tú misma si estás en conciencia despierta y vibrando en el Amor, por lo tanto, todas las respuestas que necesites están en tu interior. No lo dudes.
Sé fuerte, disciplinada en tu propia medida, no sigas victimizándote porque eres tú quien crea tu vida, y no seas condescendiente ni menosprecies tus capacidades. Eres Dios, o como quieras llamarle, en acción en la Tierra. Eres Dios, ese que respira profundo y se alegra de estar vivo.
Ya hemos develado unos misterios, los principales creo yo. La Magia es la capacidad de transformar la energía a voluntad, y eso es todo lo que necesitas para ser feliz y crecer interiormente, siempre en la conciencia de Amor.
Querida, la Magia está contigo, ese es tu Arte, y todos los magos y magas del mundo celebramos bailando en una sola danza tu presencia en esta vida. Eres hermosa simplemente por ser, eres poderosa y llena de Amor, y una maravillosa maga. No dudes más y entrégate al flujo de energía que como una serpiente se mueve por tu cuerpo lista para salir y nutrir al mundo con la femineidad que nos hace tanta falta, y entrega toda esta conciencia a los hombres que te rodean, pero sólo si lo permiten, no te expongas ni luches contra la corriente. Esta energía femenina será la que dará el último impulso en este nuevo viaje hacia la libertad, la plenitud y el Amor, para quienes quieran recorrerlo.
Gracias por estar, por ser, por leer, y por creer que la Magia aún está viva.
Con Amor.
Roberto Cabrera Olea.
domingo, 3 de octubre de 2010
sábado, 22 de mayo de 2010
¡YO ME QUEDO EN LA TIERRA!
Mi voz cambia por estos días. Se hace distinta bajo la sombra –o la luz- de los acontecimientos a nivel colectivo y personal. Sucesos que tienen un mismo origen, que si dejo que fluyan en la confianza de la paz alcanzada, tendrán también el mismo destino.
Mi voz se hace cada vez más tierra, más baja, café, sólida y granulada. Mi voz habla firme y con amor, el mío, el que me entrego a mí mismo y que ha logrado transformar las antiguas visiones de sometimiento para llevarlas a la libertad de proyectar ante mis ojos sólo aquello que mi piel y mi corazón quiere sentir. No digo que en este juego no me enfrente a situaciones que a primera lectura me parezcan inexplicables o de difícil conexión con la forma que he elegido vivir, pero ya no lloro por temor a no saber qué vendrá, sino por el sentir pleno de la experiencia maravillosa de estar y ser en este plano de energía materializada. El llanto por aquellas cosas que no esperaba no hace más que limpiar mi entendimiento para ver más allá de lo aparente, y eso se agradece. La voz con la que hoy les hablo nace desde dentro, desde mis vísceras humanas, desde donde quise entrar definitivamente para vivir en plenitud esta experiencia de vida en la Tierra. Vida que se construye desde las certezas más profundas, desde las verdades propias en la comprensión de que la energía que sustenta la vida soy yo mismo y al mismo tiempo lo es quien se cruza en mi camino. Esta vida terrenal y cada vez más arraigada en lo humano, surge del recuerdo de la magia de transformación basada en la aceptación del mundo y de las “leyes” que rigen el universo entero, más allá, insisto, de lo aparente, intuyendo permanentemente la mano de la Fuente en cada cosa que me rodea.
Magia consciente. La magia antigua, la del amor transformador, es la que por estos días guía mis pasos como nunca antes.
Desde que era niño hubo una certeza en mi alma que siempre intenté traer a mi cotidiano. Se trata de la verdad de que detrás de toda la vida hay un sustento de energía, que incluso más que sustentar, ES precisamente la vida toda en la que estoy inmerso. Pues bien, luego de entender esta premisa, esta comprensión se fue haciendo carne y hoy se manifiesta en una embriagadora conciencia de que todo lo que mi cuerpo moviliza, cual varita de mago, se transforma en amor y en una invitación para que lo que me rodea vibre también en esa sintonía. O mejor, mi cuerpo de carne y hueso se presenta ante la vida como un catalizador de todo el amor que me rodea…, o mejor aún, mi cuerpo y mi entorno se fusionan conscientemente y en goce en esta vibración de amor.
Ser un núcleo independiente de energía fue la llave para que todo esto fuese posible. Ya no necesitar pedir, ni tampoco entregar para que me sea devuelto. Sólo ser en la OPCIÓN de ser. Es decir, fue fundamental en un momento elegir con honestidad lo que quería para mi vida. Y por estos días las opciones están más o menos claras, como nos compartió Karen Bishop en uno de sus últimos textos. Una, no hacer nada y esperar a que las transformaciones sucedan en la confianza de que todo está en orden, y que sigan su curso, las comprendamos o no. Dos, elegir partir; sea consciente o inconscientemente, elegir desencarnar y dejar el juego porque se está poniendo muy denso y peligroso. Y tres, hacer que suceda, quedarse y vivir. Cuando tuve la claridad de que en verdad tenía que optar yo y que nadie me mostraría un camino o me tomaría de la mano para guiarme hacia la luz o lo que sea que creyera que vendría para el mundo, decidí optar en honestidad, sin juicio ante el camino tomado. Y recordé todo aquello que he venido escribiendo y que hemos compartido desde hace un tiempo, abrazándome a la automaestría que se necesita para CREAR en estos tiempos nada de fáciles. Fue entonces que dije: ¡Yo me quedo! Opté por quedarme y crear. Y la vida responde ante ese salto consciente, valiente y cargado de amor (en igual medida que las otras opciones; aquí lo que realmente importa es optar, elegir conscientemente y seguir esa ruta), porque yo, ante todo, creo en mí y en la Humanidad, en su poder para alcanzar la liberación más allá del miedo y así soltarse de la esclavitud de conciencia que la ha atado por tanto tiempo…, a la que ella misma, nosotros mismos, nos hemos encadenado.
Ahora bien, qué implica este quedarse en el juego y ser un núcleo de energía independiente que sólo ES. Primero, implica entregarse al amor como la energía de más alta vibración en el Universo porque ya se dedujo que más que temer a la oscuridad, le hemos temido a nuestra luz y al amor que la sustenta. ¿Cómo le vamos a temer a la oscuridad si hemos vivido en ella por miles de años? Ella no es lo que nos asusta, más bien hemos temido ser felices y libres porque eso implica responsabilizarnos por nuestra vida. Esto es fundamental, ya que se acepta en amor nuestra dificultad de entrar en nosotros mismos, ni siquiera entrar en la luz o en Dios, sino tomarnos nosotros mismos en nuestras manos y abrazarnos en nuestro propio pecho comprendiendo que en ese acto está el encuentro del amor original que dio vida a todo lo que existe. Este juego es con nosotros mismos para desde allí compartir a los demás los brillos que vayamos alcanzando, sin ni siquiera pretender enseñar, porque existe la conciencia de que cada uno es una ruta por sí solo mientras recuerda lo que es en esencia y el rol que vino a desempeñar en esta vida.
El juego es conmigo, ya sin miedo que me gobierne porque soy el que soy en mi propio amor, porque en mí vive la mayor luz a la espera de poder espejear a quien se me ponga por delante, y mostrarle de una vez que esa luz que ve es precisamente de él o de ella.
En segundo lugar, quedarse y seguir creando un maravilloso futuro implica NO ESCAPAR, o mejor dicho, dejar de hacerlo. No estar permanentemente haciéndole el quite a la vida como si fuera algo malo o como si fuera amenazante estar en ella. Implica respirar ya no sólo con los pulmones, sino que con el cuerpo entero, sin miedo a exhalar lo que haya dentro de uno mismo, sin miedo a ser lo que se es, sin miedo a nuestra propia locura y a nuestra poesía, sin miedo a nuestra magia. Pero ojo, miedo siempre habrá, pero uno que ya no nos gobierne, sino que se supere, que nos avise y nos instale en una necesaria alerta para dar el siguiente paso en plena conciencia. Este quedarse implica entonces, ser responsables de nuestras experiencias personales y colectivas, porque que el mundo después del 2012 es para seres soberanos, conscientes, autónomos y libres. Eso es lo que estamos construyendo hoy por hoy junto a la Tierra.
Quedarse implica también aceptar y respetar con amor incondicional que otros quieran partir o no quieran hacer nada y esperar (como otra forma de energizar de amor al mundo). Son opciones de este viaje, y si están ahí, bienvenidas sean. En mi caso, acepto que hasta el último minuto pueda haber alguien que quiera tomar la invitación del amor, porque elegí y acepté quedarme para estrecharle la mano. Implica muchas veces entrar en el mismo infierno (enfermedad, sufrimiento, dolor, miedo, etc.) con el riesgo de caer en él y en su locura de sometimiento, llegando a creer en la ilusión desempoderadora y sentir nuevamente miedo a vivir. Es decir, estoy dispuesto a cerrar las puertas del infierno luego de que el último ser se decida a salir de allí; sólo acompañándole, abrazándole, observándole, respetándole y amándole. Asusta a veces y también atrapa de vez en cuando, no lo niego, es fuerte esta energía colectiva que se entrega al miedo, pero recuerdo (vuelvo a pasar por el corazón, vuelvo a ver con amor) a cada instante, porque es un sentir en mi corazón, que este último viaje hacia la luz, esta vez un viaje de carne, sangre y huesos, lo hacemos todos o ninguno.
Yo me quedo en la Tierra dispuesto al temblor del suelo, al baile del océano, a los fuegos del volcán y a toda necesaria transformación de nuestro planeta, recuperando lo simple y lo cotidiano, eso que aparentemente nos aleja de lo espiritual, porque sé que lo que me religa a lo divino está en mi interior y se manifiesta desde allí en todas las formas del mundo. Recuperando el contacto puro, acorazonado y abierto con los demás, el abrazo, la sonrisa, los sabores, los cariños, con todo y con todos, sin distinción, sin juzgar ni caminos ni opciones, porque entiendo que en todo lo que miro está el amor, porque sentientiendo que hurgueteando en el miedo y en la oscuridad encuentro siempre un tesoro de luz. Y sentientendiendo que para tomar el tren en este viaje no hay formas determinadas, sino un salto propio y único al interior del amor que no es más que la confianza en uno mismo, es decir, en Dios Padre-Madre hecho carne en lo humano, sea cual sea la forma que adopte en lo cotidiano.
¡Yo me quedo para crear y hacer que el amor se haga carne! Participando de todo lo nuevo que se nos viene por delante, amando lo antiguo para que acepte la inevitable transformación, en eterna gratitud por lo vivido y las infinitas posibilidades que se abren ante nuestros cuerpos, mentes y corazones.
Un humano presente en la Tierra, que disfruta todo desde el recuerdo de su luz.
Esta es mi ruta.
Por Roberto Cabrera Olea
Chile / 22 de mayo de 2010
magomirdin@gmail.com
Mi voz se hace cada vez más tierra, más baja, café, sólida y granulada. Mi voz habla firme y con amor, el mío, el que me entrego a mí mismo y que ha logrado transformar las antiguas visiones de sometimiento para llevarlas a la libertad de proyectar ante mis ojos sólo aquello que mi piel y mi corazón quiere sentir. No digo que en este juego no me enfrente a situaciones que a primera lectura me parezcan inexplicables o de difícil conexión con la forma que he elegido vivir, pero ya no lloro por temor a no saber qué vendrá, sino por el sentir pleno de la experiencia maravillosa de estar y ser en este plano de energía materializada. El llanto por aquellas cosas que no esperaba no hace más que limpiar mi entendimiento para ver más allá de lo aparente, y eso se agradece. La voz con la que hoy les hablo nace desde dentro, desde mis vísceras humanas, desde donde quise entrar definitivamente para vivir en plenitud esta experiencia de vida en la Tierra. Vida que se construye desde las certezas más profundas, desde las verdades propias en la comprensión de que la energía que sustenta la vida soy yo mismo y al mismo tiempo lo es quien se cruza en mi camino. Esta vida terrenal y cada vez más arraigada en lo humano, surge del recuerdo de la magia de transformación basada en la aceptación del mundo y de las “leyes” que rigen el universo entero, más allá, insisto, de lo aparente, intuyendo permanentemente la mano de la Fuente en cada cosa que me rodea.
Magia consciente. La magia antigua, la del amor transformador, es la que por estos días guía mis pasos como nunca antes.
Desde que era niño hubo una certeza en mi alma que siempre intenté traer a mi cotidiano. Se trata de la verdad de que detrás de toda la vida hay un sustento de energía, que incluso más que sustentar, ES precisamente la vida toda en la que estoy inmerso. Pues bien, luego de entender esta premisa, esta comprensión se fue haciendo carne y hoy se manifiesta en una embriagadora conciencia de que todo lo que mi cuerpo moviliza, cual varita de mago, se transforma en amor y en una invitación para que lo que me rodea vibre también en esa sintonía. O mejor, mi cuerpo de carne y hueso se presenta ante la vida como un catalizador de todo el amor que me rodea…, o mejor aún, mi cuerpo y mi entorno se fusionan conscientemente y en goce en esta vibración de amor.
Ser un núcleo independiente de energía fue la llave para que todo esto fuese posible. Ya no necesitar pedir, ni tampoco entregar para que me sea devuelto. Sólo ser en la OPCIÓN de ser. Es decir, fue fundamental en un momento elegir con honestidad lo que quería para mi vida. Y por estos días las opciones están más o menos claras, como nos compartió Karen Bishop en uno de sus últimos textos. Una, no hacer nada y esperar a que las transformaciones sucedan en la confianza de que todo está en orden, y que sigan su curso, las comprendamos o no. Dos, elegir partir; sea consciente o inconscientemente, elegir desencarnar y dejar el juego porque se está poniendo muy denso y peligroso. Y tres, hacer que suceda, quedarse y vivir. Cuando tuve la claridad de que en verdad tenía que optar yo y que nadie me mostraría un camino o me tomaría de la mano para guiarme hacia la luz o lo que sea que creyera que vendría para el mundo, decidí optar en honestidad, sin juicio ante el camino tomado. Y recordé todo aquello que he venido escribiendo y que hemos compartido desde hace un tiempo, abrazándome a la automaestría que se necesita para CREAR en estos tiempos nada de fáciles. Fue entonces que dije: ¡Yo me quedo! Opté por quedarme y crear. Y la vida responde ante ese salto consciente, valiente y cargado de amor (en igual medida que las otras opciones; aquí lo que realmente importa es optar, elegir conscientemente y seguir esa ruta), porque yo, ante todo, creo en mí y en la Humanidad, en su poder para alcanzar la liberación más allá del miedo y así soltarse de la esclavitud de conciencia que la ha atado por tanto tiempo…, a la que ella misma, nosotros mismos, nos hemos encadenado.
Ahora bien, qué implica este quedarse en el juego y ser un núcleo de energía independiente que sólo ES. Primero, implica entregarse al amor como la energía de más alta vibración en el Universo porque ya se dedujo que más que temer a la oscuridad, le hemos temido a nuestra luz y al amor que la sustenta. ¿Cómo le vamos a temer a la oscuridad si hemos vivido en ella por miles de años? Ella no es lo que nos asusta, más bien hemos temido ser felices y libres porque eso implica responsabilizarnos por nuestra vida. Esto es fundamental, ya que se acepta en amor nuestra dificultad de entrar en nosotros mismos, ni siquiera entrar en la luz o en Dios, sino tomarnos nosotros mismos en nuestras manos y abrazarnos en nuestro propio pecho comprendiendo que en ese acto está el encuentro del amor original que dio vida a todo lo que existe. Este juego es con nosotros mismos para desde allí compartir a los demás los brillos que vayamos alcanzando, sin ni siquiera pretender enseñar, porque existe la conciencia de que cada uno es una ruta por sí solo mientras recuerda lo que es en esencia y el rol que vino a desempeñar en esta vida.
El juego es conmigo, ya sin miedo que me gobierne porque soy el que soy en mi propio amor, porque en mí vive la mayor luz a la espera de poder espejear a quien se me ponga por delante, y mostrarle de una vez que esa luz que ve es precisamente de él o de ella.
En segundo lugar, quedarse y seguir creando un maravilloso futuro implica NO ESCAPAR, o mejor dicho, dejar de hacerlo. No estar permanentemente haciéndole el quite a la vida como si fuera algo malo o como si fuera amenazante estar en ella. Implica respirar ya no sólo con los pulmones, sino que con el cuerpo entero, sin miedo a exhalar lo que haya dentro de uno mismo, sin miedo a ser lo que se es, sin miedo a nuestra propia locura y a nuestra poesía, sin miedo a nuestra magia. Pero ojo, miedo siempre habrá, pero uno que ya no nos gobierne, sino que se supere, que nos avise y nos instale en una necesaria alerta para dar el siguiente paso en plena conciencia. Este quedarse implica entonces, ser responsables de nuestras experiencias personales y colectivas, porque que el mundo después del 2012 es para seres soberanos, conscientes, autónomos y libres. Eso es lo que estamos construyendo hoy por hoy junto a la Tierra.
Quedarse implica también aceptar y respetar con amor incondicional que otros quieran partir o no quieran hacer nada y esperar (como otra forma de energizar de amor al mundo). Son opciones de este viaje, y si están ahí, bienvenidas sean. En mi caso, acepto que hasta el último minuto pueda haber alguien que quiera tomar la invitación del amor, porque elegí y acepté quedarme para estrecharle la mano. Implica muchas veces entrar en el mismo infierno (enfermedad, sufrimiento, dolor, miedo, etc.) con el riesgo de caer en él y en su locura de sometimiento, llegando a creer en la ilusión desempoderadora y sentir nuevamente miedo a vivir. Es decir, estoy dispuesto a cerrar las puertas del infierno luego de que el último ser se decida a salir de allí; sólo acompañándole, abrazándole, observándole, respetándole y amándole. Asusta a veces y también atrapa de vez en cuando, no lo niego, es fuerte esta energía colectiva que se entrega al miedo, pero recuerdo (vuelvo a pasar por el corazón, vuelvo a ver con amor) a cada instante, porque es un sentir en mi corazón, que este último viaje hacia la luz, esta vez un viaje de carne, sangre y huesos, lo hacemos todos o ninguno.
Yo me quedo en la Tierra dispuesto al temblor del suelo, al baile del océano, a los fuegos del volcán y a toda necesaria transformación de nuestro planeta, recuperando lo simple y lo cotidiano, eso que aparentemente nos aleja de lo espiritual, porque sé que lo que me religa a lo divino está en mi interior y se manifiesta desde allí en todas las formas del mundo. Recuperando el contacto puro, acorazonado y abierto con los demás, el abrazo, la sonrisa, los sabores, los cariños, con todo y con todos, sin distinción, sin juzgar ni caminos ni opciones, porque entiendo que en todo lo que miro está el amor, porque sentientiendo que hurgueteando en el miedo y en la oscuridad encuentro siempre un tesoro de luz. Y sentientendiendo que para tomar el tren en este viaje no hay formas determinadas, sino un salto propio y único al interior del amor que no es más que la confianza en uno mismo, es decir, en Dios Padre-Madre hecho carne en lo humano, sea cual sea la forma que adopte en lo cotidiano.
¡Yo me quedo para crear y hacer que el amor se haga carne! Participando de todo lo nuevo que se nos viene por delante, amando lo antiguo para que acepte la inevitable transformación, en eterna gratitud por lo vivido y las infinitas posibilidades que se abren ante nuestros cuerpos, mentes y corazones.
Un humano presente en la Tierra, que disfruta todo desde el recuerdo de su luz.
Esta es mi ruta.
Por Roberto Cabrera Olea
Chile / 22 de mayo de 2010
magomirdin@gmail.com
sábado, 20 de marzo de 2010
CREAR CUALQUIER COSA, PERO CREAR PERMANENTEMENTE
La conciencia colectiva de la humanidad aún se sostiene en el miedo y la sobrevivencia. Y esa energía nos rodea y se permea en nuestra piel si no somos conscientes de lo que queremos vivir y de que somos capaces de crearlo nosotros mismos. Esta energía nos dice que no seamos espontáneos, que seamos “buenos” a partir de valores que fomentan el juicio hacia quienes se atreven a ser lo que son, y moverse en libertad. Es una energía que intenta quedarse en nuestra sangre para que nos siga pareciendo normal su presencia adormecedora. Es la energía que cree en lo negativo de las personas y por eso se esmera en que saquemos lo “positivo”, instalándonos en la idea de que siempre tenemos que ser algo distinto a lo que somos en verdad. “En algún momento seremos mejores de lo que somos ahora”; esta afirmación, que nace de los valores mal llamados cristianos y que esparció la iglesia católica por siglos para atontar corazones y mentes, no nos permite vivir nuestro presente, nuestro ahora, en tranquilidad, aceptación y amor por nosotros mismos, y es de esa forma que esta conciencia colectiva somete nuestro propio empoderamiento. Pero es necesario al mismo tiempo, comprender que somos nosotros quienes creamos esa conciencia al aceptarla como válida, por lo tanto somos nosotros quienes podemos transformarla, pero primero hay que reconocerla, abrazarla, agradecerle y permitir que se vaya. Si luchamos contra ella, otorgándole un valor negativo, estaremos en el mismo juego de creer que como estamos viviendo hoy “no está bien”.
Esta energía que se resiste a partir no permite el sueño, no lo fomenta, es más, lo destruye en lógicas tales como: ¿para qué transformar mis creencias si así estoy bien? ¿Para qué creer en un sueño si el mundo está tan mal? ¡No será posible! etc., porque pretender crear un sueño en la vida cotidiana requiere responsabilidad, hacerse cargo de las decisiones que se toman y dejar de culpar a los demás de la propias circunstancias de vida…, y eso, por ahora, pocas personas están dispuestas a hacerlo. Esa conciencia adormecedora no es algo externo y ajeno a nosotros mismos, se nos pega porque nosotros lo queremos así, porque nos sirve para no tomar las riendas de nuestras vidas. Es por eso que necesitamos saber qué queremos vivir en verdad, si felicidad o penas. Por ejemplo, con respecto a las catástrofes de Haití y Chile, ¿qué decidimos? ¿Enviar pensamientos de congoja, miedo a lo que vendrá, juicios a quienes contaminan en planeta y lo llevan a reaccionar así (que somos todos por lo demás), seguir buscando culpables externos que se alimentan de la energía de lucha y miedo, etc? Y no digo que no existan personajes o entidades que propician la conciencia de miedo, pero somos nosotros los que ingenuamente les seguimos el juego buscándolos, mirándolos, en definitiva, dándoles vida. ¿Qué sucedería –imagina- el día en que esos sujetos no encuentren a nadie a quien dañar, porque estaremos nosotros alentando con nuestra conciencia una nueva realidad en la que ellos no podrán entrar? Por lo tanto, ¿enviamos pensamientos de fuerza, amor, confianza de que todo está en un orden mayor a pesar de las apariencias, y la certeza de que todo reviste una oportunidad mayor de crecimiento? Voy al hecho de que todo, pero todo lo que sucede en el mundo en un reflejo de nuestro estado interior como conciencia colectiva. Si nosotros conectamos con el miedo y el terror, eso es lo que se manifestará. Ahora bien, algunos estarán preguntándose, ¿pero quién podría desear tales destrucciones? Y te respondo: TODOS. Todos creamos estos terribles escenarios en cada momento en que nos entregamos a la conciencia del juicio y de la crítica, a la energía de sometimiento, y de que somos tan limitados, a la energía de miedo frente a lo que nos puede suceder en el futuro, a la conciencia de carencia y sobrevivencia. Cuando esto sucede, creamos precisamente el mundo que no queremos, creemos más en la destrucción que en nuestra capacidad de crear un sueño colectivo de amor. Son muchas las personas que aún duermen en esta energía de sometimiento y aún son muchos quienes se aprovechan de esa condición y la utilizan como instrumento de poder. En Haití, por tener un pueblo poco educado y pobre, es muy fácil que esto suceda; ellos mismos se sienten en el infierno y el mundo visualiza en ese territorio lo mismo; por lo tanto ¿qué puede resultar de esto? Sólo una cosa: UN INFIERNO.
Si pretendemos crear un sueño despierto en nuestras vidas para que se manifieste en el mundo y todos vivamos en una conciencia de amor, es necesario entonces optar conscientemente. Reconocer con honestidad qué es lo queremos, a qué le creemos más, y entregarnos a ello con atención y confianza. Y no se trata de andar rígidos pensando siempre en no caer en el miedo o el desempoderamiento, sino todo lo contrario. Respirar, aceptar con amor nuestras circunstancias, soltar nuestros cuerpos y permitir que la energía universal fluya en su inteligencia y co-cree con nosotros los más íntimos deseos de amor. En definitiva se trata de entregarnos nosotros mismos ese amor que buscamos afuera. Energía de Amor, esa es la clave, eso creará algo nuevo, y este “algo nuevo” parte de lo más pequeño, de cualquier cosa, de lo que aún creemos que es insuficiente porque pensamos que en sí misma una transformación es algo grande e inalcanzable. Creo necesario que entendamos que lo que transformará nuestra conciencia no es aquello que creemos sino la energía de creación per se. Por lo tanto, lo que movilizamos al hacer cualquier cosa nueva en nuestra vidas, no es el producto sino la intención creadora que no es más que la conciencia de sabernos creadores y magos, en libertad y lejos de la peor esclavitud: CREER QUE NO SOMOS CAPACES DE CREAR. Si nos damos cuenta, cualquier limitación parte de una creencia. Es decir, si llegamos a sentir que somos capaces de crear, eso es lo que sucederá. Crear cualquier cosa, pero crear permanentemente.
Crear un sueño en nuestros corazones, crear una nueva combinación en una receta de comida, crear nuevas formas de levantarnos en la mañana, crear nuevas formas de saludar a la gente, nuevas formas de hablar, permitirnos creer que hay infinitas formas de entender tal o cual experiencia, etc., dejar los hábitos añejos y atrevernos a ser hombres y mujeres nuevos a cada instante. El temor surge cuando creemos ver en los ojos de los demás el juicio a nuestro cambio. Nosotros no nos permitimos ser nuevos humanos porque no queremos recibir el rechazo de los demás. No queremos escuchar, por ejemplo: ¡qué está raro fulanito de tal! ¡ya no es el mismo! Porque con esas sentencias se suma el hecho de dejar de recibir la aprobación de los demás, porque aún creemos que dicha aprobación es el sustento del amor, amor que aún no nos podemos dar por sí solos.
Podemos empezar con pequeñas cosas, con pequeños esfuerzos que rompan los hábitos diarios. Así, al darnos cuenta de cómo nos movemos día a día, alcanzamos la conciencia de cómo queremos ser y estar de aquí en adelante. Atentos, en confianza y soltura, en auto-amor y sin juicio por nosotros mismos, podremos manifestar algo nuevo a cada instante, movilizando así la energía que en este momento nos ayudará a entender el mundo sin miedo, la energía de la creatividad, libertad y amor.
Yo Soy Roberto.
Por Roberto Cabrera Olea / 21 marzo de 2010 / Chile
Esta energía que se resiste a partir no permite el sueño, no lo fomenta, es más, lo destruye en lógicas tales como: ¿para qué transformar mis creencias si así estoy bien? ¿Para qué creer en un sueño si el mundo está tan mal? ¡No será posible! etc., porque pretender crear un sueño en la vida cotidiana requiere responsabilidad, hacerse cargo de las decisiones que se toman y dejar de culpar a los demás de la propias circunstancias de vida…, y eso, por ahora, pocas personas están dispuestas a hacerlo. Esa conciencia adormecedora no es algo externo y ajeno a nosotros mismos, se nos pega porque nosotros lo queremos así, porque nos sirve para no tomar las riendas de nuestras vidas. Es por eso que necesitamos saber qué queremos vivir en verdad, si felicidad o penas. Por ejemplo, con respecto a las catástrofes de Haití y Chile, ¿qué decidimos? ¿Enviar pensamientos de congoja, miedo a lo que vendrá, juicios a quienes contaminan en planeta y lo llevan a reaccionar así (que somos todos por lo demás), seguir buscando culpables externos que se alimentan de la energía de lucha y miedo, etc? Y no digo que no existan personajes o entidades que propician la conciencia de miedo, pero somos nosotros los que ingenuamente les seguimos el juego buscándolos, mirándolos, en definitiva, dándoles vida. ¿Qué sucedería –imagina- el día en que esos sujetos no encuentren a nadie a quien dañar, porque estaremos nosotros alentando con nuestra conciencia una nueva realidad en la que ellos no podrán entrar? Por lo tanto, ¿enviamos pensamientos de fuerza, amor, confianza de que todo está en un orden mayor a pesar de las apariencias, y la certeza de que todo reviste una oportunidad mayor de crecimiento? Voy al hecho de que todo, pero todo lo que sucede en el mundo en un reflejo de nuestro estado interior como conciencia colectiva. Si nosotros conectamos con el miedo y el terror, eso es lo que se manifestará. Ahora bien, algunos estarán preguntándose, ¿pero quién podría desear tales destrucciones? Y te respondo: TODOS. Todos creamos estos terribles escenarios en cada momento en que nos entregamos a la conciencia del juicio y de la crítica, a la energía de sometimiento, y de que somos tan limitados, a la energía de miedo frente a lo que nos puede suceder en el futuro, a la conciencia de carencia y sobrevivencia. Cuando esto sucede, creamos precisamente el mundo que no queremos, creemos más en la destrucción que en nuestra capacidad de crear un sueño colectivo de amor. Son muchas las personas que aún duermen en esta energía de sometimiento y aún son muchos quienes se aprovechan de esa condición y la utilizan como instrumento de poder. En Haití, por tener un pueblo poco educado y pobre, es muy fácil que esto suceda; ellos mismos se sienten en el infierno y el mundo visualiza en ese territorio lo mismo; por lo tanto ¿qué puede resultar de esto? Sólo una cosa: UN INFIERNO.
Si pretendemos crear un sueño despierto en nuestras vidas para que se manifieste en el mundo y todos vivamos en una conciencia de amor, es necesario entonces optar conscientemente. Reconocer con honestidad qué es lo queremos, a qué le creemos más, y entregarnos a ello con atención y confianza. Y no se trata de andar rígidos pensando siempre en no caer en el miedo o el desempoderamiento, sino todo lo contrario. Respirar, aceptar con amor nuestras circunstancias, soltar nuestros cuerpos y permitir que la energía universal fluya en su inteligencia y co-cree con nosotros los más íntimos deseos de amor. En definitiva se trata de entregarnos nosotros mismos ese amor que buscamos afuera. Energía de Amor, esa es la clave, eso creará algo nuevo, y este “algo nuevo” parte de lo más pequeño, de cualquier cosa, de lo que aún creemos que es insuficiente porque pensamos que en sí misma una transformación es algo grande e inalcanzable. Creo necesario que entendamos que lo que transformará nuestra conciencia no es aquello que creemos sino la energía de creación per se. Por lo tanto, lo que movilizamos al hacer cualquier cosa nueva en nuestra vidas, no es el producto sino la intención creadora que no es más que la conciencia de sabernos creadores y magos, en libertad y lejos de la peor esclavitud: CREER QUE NO SOMOS CAPACES DE CREAR. Si nos damos cuenta, cualquier limitación parte de una creencia. Es decir, si llegamos a sentir que somos capaces de crear, eso es lo que sucederá. Crear cualquier cosa, pero crear permanentemente.
Crear un sueño en nuestros corazones, crear una nueva combinación en una receta de comida, crear nuevas formas de levantarnos en la mañana, crear nuevas formas de saludar a la gente, nuevas formas de hablar, permitirnos creer que hay infinitas formas de entender tal o cual experiencia, etc., dejar los hábitos añejos y atrevernos a ser hombres y mujeres nuevos a cada instante. El temor surge cuando creemos ver en los ojos de los demás el juicio a nuestro cambio. Nosotros no nos permitimos ser nuevos humanos porque no queremos recibir el rechazo de los demás. No queremos escuchar, por ejemplo: ¡qué está raro fulanito de tal! ¡ya no es el mismo! Porque con esas sentencias se suma el hecho de dejar de recibir la aprobación de los demás, porque aún creemos que dicha aprobación es el sustento del amor, amor que aún no nos podemos dar por sí solos.
Podemos empezar con pequeñas cosas, con pequeños esfuerzos que rompan los hábitos diarios. Así, al darnos cuenta de cómo nos movemos día a día, alcanzamos la conciencia de cómo queremos ser y estar de aquí en adelante. Atentos, en confianza y soltura, en auto-amor y sin juicio por nosotros mismos, podremos manifestar algo nuevo a cada instante, movilizando así la energía que en este momento nos ayudará a entender el mundo sin miedo, la energía de la creatividad, libertad y amor.
Yo Soy Roberto.
Por Roberto Cabrera Olea / 21 marzo de 2010 / Chile
lunes, 15 de febrero de 2010
ATREVERSE A VIVIR EN UN SUEÑO
Suspiro por dentro al comenzar a escribir estas palabras. Mi corazón necesita asentarse en una sensación perseguida por años y que he ido alcanzando, aunque por instantes los hábitos antiguos se asomen terriblemente. Pero es natural, todo es natural cuando acepto que la vida en la Tierra tiene sus altos y bajos, además de sus dualidades en que la comprensión más amplia puede verse influida por sesgos culturales y valores que separan la totalidad de las experiencias catalogándolas como buenas o malas.
Creo y siempre he creído que es posible lograr vivir un sueño en la Tierra. Y que quede claro que no hablo metafóricamente, sino que me refiero a alcanzar ese estado en que puedo ver con los ojos abiertos lo que imaginan mi mente y mi corazón, y experienciar en mi cotidiano esas fantásticas conexiones que aparentemente son sólo posibles en espacios oníricos. Y ser consciente de ello, es decir, darme cuenta cómo la vida se despliega magnífica y todo-posible ante mi cuerpo y mis manos creadoras, ante las demás personas; notar y maravillarme ante apariciones de soles hechos seres humanos, de estrellas manifestadas en plantas o de ángeles encarnados hasta en los seres que aparentemente pueden llegar a dañarnos. Es más, notar cómo esos ángeles se me muestran para que definitivamente me limpie de los sesgos con que veo el mundo, para crecer y entender que todo está bien como está, todo está en orden si percibo con amor y comprensión lo que llega a mi vida día a día.
Soñar despierto, vivir maravillado y creando todo con amor, es una especie de consigna que desde niño supe que sería mi ruta en esta vida. Existía muy dentro mío una certeza extraña de que el mundo era mucho más de lo que los adultos me decían que era, y que había una fuerza que habitaba en todos y que era capaz de transformar cualquier cosa en algo hermoso y digno de admiración, la certeza de que todo era posible. En ese entonces, esa sensación me llevaba al llanto y a una nostalgia difícil de manejar ya que no se correspondía con la forma externa de ver las cosas y de vivir la vida. Era mi patrimonio, uno que gracias al Cielo nunca olvidé y que en estos tiempos se hace realidad, se concretiza. De alguna forma he ido aprendiendo a traer la verdad que fundamenta toda existencia en el Universo, a la realidad material en la que vivo.
Siempre creí, siempre soñé, siempre imaginé. Y noto hoy cómo estas condiciones del alma no son otra cosa que la capacidad mágica creadora con la que contamos todos para manifestar nuestra experiencia en la Tierra. Es así, siempre lo ha sido aunque no lo sabíamos, y siempre lo será porque es la condición alquímica que desde el Principio ha permitido la transformación de lo sutil a lo material, para que desde allí, el recuerdo, nos permitiera transformar lo material en sutil, pero no fuera de nuestra actual existencia de carne y huesos, sino dentro de ella, como magníficos seres humanos despiertos y conscientes de que el gran misterio de la vida es atrevernos a vivirla en plenitud, en amor y valentía, haciéndonos responsables de la energía que movemos para crear, y así alcanzar la autonomía y la libertad para dejar de ser víctimas de todo. En definitiva, es atreverse a ser feliz, a vivir el sueño, y dejar de responsabilizar a cualquier circunstancia externa por no alcanzarlo.
Y me atreví. Me entregué a las múltiples posibilidades y a sentir que toda la existencia está en mi presente, y que si me preocupa en algo mi futuro, lo mejor es soltarlo para que se cree en toda plenitud, ya no en control, ya no en miedo. Pero es increíble como surgen a veces esos antiguos hábitos desempoderadores y manipuladores de la experiencia, y no permiten que las cosas estén bien, y me llevan a esperar que aparezca algo para echarlas a perder. Me río, no sé, simplemente me río de darme cuenta, y creo que esa es la gracia de todo esto, aprender a reír, porque no pretendo alcanzar perfección al estilo que se nos ha enseñado, ni que desaparezcan de mi vida los miedos y la incertidumbres; lo que me ha hecho feliz es aprender a observar estos estados, entenderlos, abrazarlos con amor y sin juicios, y dejar que se esfumen en la risa y la alegría de la conciencia, del darme cuenta que este juego de la vida es eso, un juego abierto y dispuesto a mis anhelos, un juego generoso y libre.
A la larga se trata de aceptar la felicidad en mi vida, y no hacerle zancadillas permanentemente porque no me atrevo a ser feliz. Es fuerte esta energía que destruye, pero sé que yo lo soy más porque esa energía también es mi creación…, y me río a carcajadas esta vez, porque todo retorna a mi magia creadora, todo lo que construye o destruye en mi vida nace de mi capacidad de creación.
¿Y por qué no me atrevo a ser feliz de vez en cuando?, porque aún dependo de otro u otra para crear mis experiencias, y no se trata de desvincularme de los demás, sino que relacionarme con ellos en libertad, sin achacarles responsabilidad en mis experiencias y sin actuar para buscar esa aprobación que nos suena a amor por parte de ellos. Ellos son ellos y cada uno tiene su propia responsabilidad en su vida; es decir, no permito que me achaquen culpas, y al mismo tiempo estoy atento a no echarles la culpa a ellos por los que sea que no me gustó vivir…, pero ojo, me pasa, y tal vez me seguirá pasando, pero esta honestidad conmigo mismo me hace sentir paz, y puedo volver la mirada a mí mismo con amor y recordar algo nuevo. El peso en la espalda desaparece y es la mejor manera, la mejor técnica para revitalizar mis energías y mis ganas de vivir: entender que mi vida entera es un juego conmigo mismo, con mi capacidad de auto-amor. De esta manera dejo de joder y criticar al mundo de afuera, un mundo que ya no pesa, y le entrego un humano más tranquilo y sonriente. Le entrego energías renovadas, lo único que se necesita en este momento para que la conciencia humana y nuestro amado planeta transiten hacia su nuevo lugar en el concierto universal. Es lo único, un humano libre y sonriente es lo que hace la diferencia para entender que el mundo no se está destruyendo, y para vivir todas las transformaciones de la Tierra en comprensión del juego mayor.
A la larga, uno se queja de la vida o de los demás o por uno mismo, por miedo a vivirle a la vida toda su medida y todas sus posibilidades. Creer que es uno quien crea la vida, con amor o sin él, es una gran tarea porque hay que hacerse responsable de todo lo que vivimos. Pero la única receta, la única técnica para que cambie la percepción de dificultad, es el amor propio. Cuando hay dificultades trato de recordar que no me estoy amando tal cual soy, cuando algo me duele en el corazón trato de recordar que no me estoy amando tal cual soy, cuando hago algún daño y me culpo con dureza por eso, trato de recordar que no me estoy amando tal cual soy, y luego puedo revertir las energías con alegría, pido disculpas, me pido disculpas, entiendo que no hay maldad en lo que me llega o sale de mí, sino sólo una incomprensión (que se manifiesta en miedo) de este único misterio…, si no me amo a mí mismo, no puedo pretender que la vida y los demás me amen. Lo hermoso es que, en esta ruta hacia una vida soñada en el amor, al fin y al cabo, no necesito que nadie me ame para ser feliz y estar completo.
Acepto la felicidad en mi vida y quiero acostumbrarme a vivir en ella, no temiendo a que haya tristeza, sino entendiendo que la puedo transformar con mi propio amor.
Para terminar, lo que más me hace reír y vivir alegremente, es tener la certeza que todo humano pisando la Tierra en este momento, así como los que vendrán, tenemos esta capacidad creadora, tenemos la capacidad magnífica del auto-amor, tenemos la valentía y la fuerza interior para atrevernos a vivir felices, podemos comprender la vida y vivirla con una sonrisa eterna en nuestro corazón…, que luego se asomará en nuestra cara.
Todos podemos vivir nuestro sueño despierto.
Con amor.
Yo Soy Roberto.
Por Roberto Cabrera Olea / 15 febrero de 2010 / Valparaíso, Chile
Creo y siempre he creído que es posible lograr vivir un sueño en la Tierra. Y que quede claro que no hablo metafóricamente, sino que me refiero a alcanzar ese estado en que puedo ver con los ojos abiertos lo que imaginan mi mente y mi corazón, y experienciar en mi cotidiano esas fantásticas conexiones que aparentemente son sólo posibles en espacios oníricos. Y ser consciente de ello, es decir, darme cuenta cómo la vida se despliega magnífica y todo-posible ante mi cuerpo y mis manos creadoras, ante las demás personas; notar y maravillarme ante apariciones de soles hechos seres humanos, de estrellas manifestadas en plantas o de ángeles encarnados hasta en los seres que aparentemente pueden llegar a dañarnos. Es más, notar cómo esos ángeles se me muestran para que definitivamente me limpie de los sesgos con que veo el mundo, para crecer y entender que todo está bien como está, todo está en orden si percibo con amor y comprensión lo que llega a mi vida día a día.
Soñar despierto, vivir maravillado y creando todo con amor, es una especie de consigna que desde niño supe que sería mi ruta en esta vida. Existía muy dentro mío una certeza extraña de que el mundo era mucho más de lo que los adultos me decían que era, y que había una fuerza que habitaba en todos y que era capaz de transformar cualquier cosa en algo hermoso y digno de admiración, la certeza de que todo era posible. En ese entonces, esa sensación me llevaba al llanto y a una nostalgia difícil de manejar ya que no se correspondía con la forma externa de ver las cosas y de vivir la vida. Era mi patrimonio, uno que gracias al Cielo nunca olvidé y que en estos tiempos se hace realidad, se concretiza. De alguna forma he ido aprendiendo a traer la verdad que fundamenta toda existencia en el Universo, a la realidad material en la que vivo.
Siempre creí, siempre soñé, siempre imaginé. Y noto hoy cómo estas condiciones del alma no son otra cosa que la capacidad mágica creadora con la que contamos todos para manifestar nuestra experiencia en la Tierra. Es así, siempre lo ha sido aunque no lo sabíamos, y siempre lo será porque es la condición alquímica que desde el Principio ha permitido la transformación de lo sutil a lo material, para que desde allí, el recuerdo, nos permitiera transformar lo material en sutil, pero no fuera de nuestra actual existencia de carne y huesos, sino dentro de ella, como magníficos seres humanos despiertos y conscientes de que el gran misterio de la vida es atrevernos a vivirla en plenitud, en amor y valentía, haciéndonos responsables de la energía que movemos para crear, y así alcanzar la autonomía y la libertad para dejar de ser víctimas de todo. En definitiva, es atreverse a ser feliz, a vivir el sueño, y dejar de responsabilizar a cualquier circunstancia externa por no alcanzarlo.
Y me atreví. Me entregué a las múltiples posibilidades y a sentir que toda la existencia está en mi presente, y que si me preocupa en algo mi futuro, lo mejor es soltarlo para que se cree en toda plenitud, ya no en control, ya no en miedo. Pero es increíble como surgen a veces esos antiguos hábitos desempoderadores y manipuladores de la experiencia, y no permiten que las cosas estén bien, y me llevan a esperar que aparezca algo para echarlas a perder. Me río, no sé, simplemente me río de darme cuenta, y creo que esa es la gracia de todo esto, aprender a reír, porque no pretendo alcanzar perfección al estilo que se nos ha enseñado, ni que desaparezcan de mi vida los miedos y la incertidumbres; lo que me ha hecho feliz es aprender a observar estos estados, entenderlos, abrazarlos con amor y sin juicios, y dejar que se esfumen en la risa y la alegría de la conciencia, del darme cuenta que este juego de la vida es eso, un juego abierto y dispuesto a mis anhelos, un juego generoso y libre.
A la larga se trata de aceptar la felicidad en mi vida, y no hacerle zancadillas permanentemente porque no me atrevo a ser feliz. Es fuerte esta energía que destruye, pero sé que yo lo soy más porque esa energía también es mi creación…, y me río a carcajadas esta vez, porque todo retorna a mi magia creadora, todo lo que construye o destruye en mi vida nace de mi capacidad de creación.
¿Y por qué no me atrevo a ser feliz de vez en cuando?, porque aún dependo de otro u otra para crear mis experiencias, y no se trata de desvincularme de los demás, sino que relacionarme con ellos en libertad, sin achacarles responsabilidad en mis experiencias y sin actuar para buscar esa aprobación que nos suena a amor por parte de ellos. Ellos son ellos y cada uno tiene su propia responsabilidad en su vida; es decir, no permito que me achaquen culpas, y al mismo tiempo estoy atento a no echarles la culpa a ellos por los que sea que no me gustó vivir…, pero ojo, me pasa, y tal vez me seguirá pasando, pero esta honestidad conmigo mismo me hace sentir paz, y puedo volver la mirada a mí mismo con amor y recordar algo nuevo. El peso en la espalda desaparece y es la mejor manera, la mejor técnica para revitalizar mis energías y mis ganas de vivir: entender que mi vida entera es un juego conmigo mismo, con mi capacidad de auto-amor. De esta manera dejo de joder y criticar al mundo de afuera, un mundo que ya no pesa, y le entrego un humano más tranquilo y sonriente. Le entrego energías renovadas, lo único que se necesita en este momento para que la conciencia humana y nuestro amado planeta transiten hacia su nuevo lugar en el concierto universal. Es lo único, un humano libre y sonriente es lo que hace la diferencia para entender que el mundo no se está destruyendo, y para vivir todas las transformaciones de la Tierra en comprensión del juego mayor.
A la larga, uno se queja de la vida o de los demás o por uno mismo, por miedo a vivirle a la vida toda su medida y todas sus posibilidades. Creer que es uno quien crea la vida, con amor o sin él, es una gran tarea porque hay que hacerse responsable de todo lo que vivimos. Pero la única receta, la única técnica para que cambie la percepción de dificultad, es el amor propio. Cuando hay dificultades trato de recordar que no me estoy amando tal cual soy, cuando algo me duele en el corazón trato de recordar que no me estoy amando tal cual soy, cuando hago algún daño y me culpo con dureza por eso, trato de recordar que no me estoy amando tal cual soy, y luego puedo revertir las energías con alegría, pido disculpas, me pido disculpas, entiendo que no hay maldad en lo que me llega o sale de mí, sino sólo una incomprensión (que se manifiesta en miedo) de este único misterio…, si no me amo a mí mismo, no puedo pretender que la vida y los demás me amen. Lo hermoso es que, en esta ruta hacia una vida soñada en el amor, al fin y al cabo, no necesito que nadie me ame para ser feliz y estar completo.
Acepto la felicidad en mi vida y quiero acostumbrarme a vivir en ella, no temiendo a que haya tristeza, sino entendiendo que la puedo transformar con mi propio amor.
Para terminar, lo que más me hace reír y vivir alegremente, es tener la certeza que todo humano pisando la Tierra en este momento, así como los que vendrán, tenemos esta capacidad creadora, tenemos la capacidad magnífica del auto-amor, tenemos la valentía y la fuerza interior para atrevernos a vivir felices, podemos comprender la vida y vivirla con una sonrisa eterna en nuestro corazón…, que luego se asomará en nuestra cara.
Todos podemos vivir nuestro sueño despierto.
Con amor.
Yo Soy Roberto.
Por Roberto Cabrera Olea / 15 febrero de 2010 / Valparaíso, Chile
martes, 4 de agosto de 2009
CUMPLIR UN SUEÑO
Dicen por ahí que el motivo principal para estar vivos es el de cumplir un sueño…, que ese es el principal motor que nos mantiene conectados con esta vida o aferrados a ella, para aquellos que ya no quieren seguir viviéndola. Pero existe al mismo tiempo algo que no nos permite recordar o reconocer dicho sueño, y tiene que ver con lo que aún significa para nosotros estar vivos.
Vivir sigue siendo para nosotros una conciencia de posesión, en la que nos aferramos a las circunstancias, a las personas y a la vida misma como si fuera lo único que tuviéramos. En eso, en ese juego de temor a la pérdida, se nos va la vida…, sin haberla vivido. Y la verdad es que en este plano de existencia son pocos los que pueden saber si les queda un segundo de vida o muchos años más. Por lo tanto, ¿de qué vale resistirse a la pérdida de cualquier cosa, en especial, de la vida, si no la estamos viviendo? La mejor forma de entregarnos a nuestra experiencia, es la de dejar que nuestra esencia aparezca como si nos quedara un segundo de vida; es más, como si ya estuviéramos muertos, pero conscientes de ello.
¿Qué podríamos perder al entregarnos a una muerte consciente, despierta a cada segundo de acción vivida?
Lo maravilloso de esta entrega o salto al vacío, es que la vida se abre, se nos ofrece precisamente como si no nos quedara ni un minuto más para vivir. Se nos ofrece en un acto de compasión, no de lástima, sino de amor incondicional, como cumpliendo el último deseo al condenado a muerte.
En esos momentos, el condenado se atreve más que nunca a decir, a actuar, a aparecer, porque no tiene nada más a qué aferrarse, pierde la mochila que cargó por tanto tiempo y que estaba llena de necesidades, aprensiones y temores.
El sueño existe, y es uno que podemos manifestar despiertos, con los ojos bien abiertos y atentos a lo que las experiencias nos ofrecen para ayudarnos a aparecer. Porque de eso se trata, de aparecer de una vez por todas…, aunque la locura se nos note en los ojos o en nuestra respiración.
Yo no estoy dispuesto a ajustar o tranzar mi locura ante nadie…, aunque a veces me cueste. Sólo así los ojos se me abren de par en par y vuelvo a mirar todo como algo nuevo, como un recién nacido o un extranjero que no teme en sus vacaciones ponerse cualquier ropa, porque donde está nadie lo conoce, nada le importa el qué dirán, no tiene miedo.
Sólo así me siento bien, desparezco a lo plano y conquisto lo redondo y total, me olvido de mí mismo como constructo externo y siento la verdad que se agita en mi interior. No pienso esa verdad, sino que la vuelo, la palpo, le hago el amor y me entrego al orgasmo con el Todo lo que Es, conmigo mismo. Sólo ahí soy verdaderamente capaz de amar…, sólo amar porque el amor es creación, es el vuelo eléctrificante que me hace temblar y sudar porque estoy vivo…, muerto a mis antiguas creencias, loco y arrojado.
Como si fuesen a morir o como si estuvieran muertos, la mirada y las palabras que no temen desarmar a nadie aparecen como por obra de magia, sabiamente, misteriosamente, inconscientemente, de corazón. Es más, mientras más le quiten la armadura y el fusil a quien todavía cree en ellos, mucho mejor. Y ese es precisamente mi sueño. Mi sueño incluye a los muertos que creen estar vivos, no a los ángeles; incluye a quien no sabe que ya está muerto, inconsciente; mi sueño resucita al esqueleto con ropas y lentes de sol que también cree que está vivo; mi sueño toma de la mano al zombi para que logre soberanía en su acción; e incluso, mi sueño considera al gusano que corroe los cuerpos de luz…, aquel ser que se alimenta de otros para vivir…, y lo incluye, porque también cree estar vivo mientras camina muerto y dormido. Mi sueño consiste en decirles que ya están muertos para que pierdan el miedo y vivan de una vez por todas; mi sueño les dice a todos ellos que no hay mayor amor que el que tienen dentro de sí mismos, para que dejen de buscarlo afuera, total, afuera también está lleno de muertos que creen vivir y que nada les pueden entregar.
Mi sueño pretende cerrar las puertas del cementerio y del infierno creado en nuestras mentes, para que no entre nadie más…, sólo habrá una puerta de salida por donde salga el muerto dispuesto a vivir en plenitud y conciencia. La vida es toda aquí y ahora, y aunque nos cueste vivirla así, nada vale más que intentarlo…, lograr ese sueño que cada uno tiene y que nos despierta del olvido, que nos eleva nuevamente al sitial de dioses que somos. Creadores, sin miedos, arrojados, locos, vivos siempre y en todo lugar, eternos e infinitos.
En un viaje por mar y a nado, el amor por este sueño -que es el amor por mí mismo y la causa de mi presencia en la vida terrenal-, es lo único que me saca a flote cuando me entrego al oleaje desenfrenado de la otra locura, la del rebaño del que hoy desconfío, y que cree que la existencia es una película hecha por otros y a la cual deben arrimarse aprendiendo un papel para actuar, y que más encima se les aplauda por eso. Yo nado y navego por MI locura, la misma de tantos en la historia, que viven para siempre en los corazones de la humanidad porque se atrevieron a morir en conciencia despierta.
Verán que el viento los mece suavemente, y que la lluvia no los moja sino que los cobija. Verán vuestro fuego reflejado en cada persona que tengan en frente…, y serán capaces de morir en cada acto creado por ese amor que grita en vuestro interior por aparecer.
Cada uno tiene su propio sueño y está íntimamente ligado al sueño humano total, consciente y despierto. El sueño de la libertad que ya se huele a la distancia, que está a la vuelta de la esquina.
Yo de otra manera no puedo vivir, prefiero morir en conciencia…, y aquí me tienen, nadando hasta la puesta de sol en el mar, hasta ese fuego interminable que me habla de mí mismo. Vivo.
Con amor.
Yo Soy Roberto.
Por Roberto Cabrera Olea* / 5 de agosto de 2009 / Chile
www.automaestria.ning.com / magomirdin@gmail.com
*Autor del libro “Magusk, el ser humano creador en conexión con la fuente original”, disponible en formato digital e impreso en Libros en Red:
http://www.librosenred.com/libros/maguskelserhumanocreadorenconexionconlafuenteoriginal.html
Vivir sigue siendo para nosotros una conciencia de posesión, en la que nos aferramos a las circunstancias, a las personas y a la vida misma como si fuera lo único que tuviéramos. En eso, en ese juego de temor a la pérdida, se nos va la vida…, sin haberla vivido. Y la verdad es que en este plano de existencia son pocos los que pueden saber si les queda un segundo de vida o muchos años más. Por lo tanto, ¿de qué vale resistirse a la pérdida de cualquier cosa, en especial, de la vida, si no la estamos viviendo? La mejor forma de entregarnos a nuestra experiencia, es la de dejar que nuestra esencia aparezca como si nos quedara un segundo de vida; es más, como si ya estuviéramos muertos, pero conscientes de ello.
¿Qué podríamos perder al entregarnos a una muerte consciente, despierta a cada segundo de acción vivida?
Lo maravilloso de esta entrega o salto al vacío, es que la vida se abre, se nos ofrece precisamente como si no nos quedara ni un minuto más para vivir. Se nos ofrece en un acto de compasión, no de lástima, sino de amor incondicional, como cumpliendo el último deseo al condenado a muerte.
En esos momentos, el condenado se atreve más que nunca a decir, a actuar, a aparecer, porque no tiene nada más a qué aferrarse, pierde la mochila que cargó por tanto tiempo y que estaba llena de necesidades, aprensiones y temores.
El sueño existe, y es uno que podemos manifestar despiertos, con los ojos bien abiertos y atentos a lo que las experiencias nos ofrecen para ayudarnos a aparecer. Porque de eso se trata, de aparecer de una vez por todas…, aunque la locura se nos note en los ojos o en nuestra respiración.
Yo no estoy dispuesto a ajustar o tranzar mi locura ante nadie…, aunque a veces me cueste. Sólo así los ojos se me abren de par en par y vuelvo a mirar todo como algo nuevo, como un recién nacido o un extranjero que no teme en sus vacaciones ponerse cualquier ropa, porque donde está nadie lo conoce, nada le importa el qué dirán, no tiene miedo.
Sólo así me siento bien, desparezco a lo plano y conquisto lo redondo y total, me olvido de mí mismo como constructo externo y siento la verdad que se agita en mi interior. No pienso esa verdad, sino que la vuelo, la palpo, le hago el amor y me entrego al orgasmo con el Todo lo que Es, conmigo mismo. Sólo ahí soy verdaderamente capaz de amar…, sólo amar porque el amor es creación, es el vuelo eléctrificante que me hace temblar y sudar porque estoy vivo…, muerto a mis antiguas creencias, loco y arrojado.
Como si fuesen a morir o como si estuvieran muertos, la mirada y las palabras que no temen desarmar a nadie aparecen como por obra de magia, sabiamente, misteriosamente, inconscientemente, de corazón. Es más, mientras más le quiten la armadura y el fusil a quien todavía cree en ellos, mucho mejor. Y ese es precisamente mi sueño. Mi sueño incluye a los muertos que creen estar vivos, no a los ángeles; incluye a quien no sabe que ya está muerto, inconsciente; mi sueño resucita al esqueleto con ropas y lentes de sol que también cree que está vivo; mi sueño toma de la mano al zombi para que logre soberanía en su acción; e incluso, mi sueño considera al gusano que corroe los cuerpos de luz…, aquel ser que se alimenta de otros para vivir…, y lo incluye, porque también cree estar vivo mientras camina muerto y dormido. Mi sueño consiste en decirles que ya están muertos para que pierdan el miedo y vivan de una vez por todas; mi sueño les dice a todos ellos que no hay mayor amor que el que tienen dentro de sí mismos, para que dejen de buscarlo afuera, total, afuera también está lleno de muertos que creen vivir y que nada les pueden entregar.
Mi sueño pretende cerrar las puertas del cementerio y del infierno creado en nuestras mentes, para que no entre nadie más…, sólo habrá una puerta de salida por donde salga el muerto dispuesto a vivir en plenitud y conciencia. La vida es toda aquí y ahora, y aunque nos cueste vivirla así, nada vale más que intentarlo…, lograr ese sueño que cada uno tiene y que nos despierta del olvido, que nos eleva nuevamente al sitial de dioses que somos. Creadores, sin miedos, arrojados, locos, vivos siempre y en todo lugar, eternos e infinitos.
En un viaje por mar y a nado, el amor por este sueño -que es el amor por mí mismo y la causa de mi presencia en la vida terrenal-, es lo único que me saca a flote cuando me entrego al oleaje desenfrenado de la otra locura, la del rebaño del que hoy desconfío, y que cree que la existencia es una película hecha por otros y a la cual deben arrimarse aprendiendo un papel para actuar, y que más encima se les aplauda por eso. Yo nado y navego por MI locura, la misma de tantos en la historia, que viven para siempre en los corazones de la humanidad porque se atrevieron a morir en conciencia despierta.
Verán que el viento los mece suavemente, y que la lluvia no los moja sino que los cobija. Verán vuestro fuego reflejado en cada persona que tengan en frente…, y serán capaces de morir en cada acto creado por ese amor que grita en vuestro interior por aparecer.
Cada uno tiene su propio sueño y está íntimamente ligado al sueño humano total, consciente y despierto. El sueño de la libertad que ya se huele a la distancia, que está a la vuelta de la esquina.
Yo de otra manera no puedo vivir, prefiero morir en conciencia…, y aquí me tienen, nadando hasta la puesta de sol en el mar, hasta ese fuego interminable que me habla de mí mismo. Vivo.
Con amor.
Yo Soy Roberto.
Por Roberto Cabrera Olea* / 5 de agosto de 2009 / Chile
www.automaestria.ning.com / magomirdin@gmail.com
*Autor del libro “Magusk, el ser humano creador en conexión con la fuente original”, disponible en formato digital e impreso en Libros en Red:
http://www.librosenred.com/libros/maguskelserhumanocreadorenconexionconlafuenteoriginal.html
miércoles, 22 de julio de 2009
ME REBELO..., Y SIENTO!
En estos tiempos estamos ante la vital necesidad de transmutar los valores añejos que nos han forjado como personas. Aquellos que nos conectan instantáneamente con la culpa y el castigo, con el sometimiento y la obediencia. Me refiero principalmente a la importancia de recobrar nuestra espontaneidad de acción que fuimos perdiendo al pasar de los años. Espontaneidad que perdimos para poner encima la cautela que no es más que la hija del miedo a la desaprobación y al rechazo por parte de una sociedad que grita el desamor por quien no abraza sus normas.
Fuimos poco a poco construyendo un modelo de acción en el que el pensar antes de actuar es la base de nuestro aparecer en el mundo. ¡Pero qué burla a nuestra esencia resulta el postergar nuestro sentir más vivo y apasionado para dejar que sólo brote un mínimo de nuestro sentir, y con esto conseguir pertenecer a un mundo que te observa como si en el siguiente movimiento fueras a errar, es más, es como si lo esperara, ya que así confirma sus leyes y verdades!
¡Yo me rebelo…, y siento! Y con esto quiero decir que me cansé, que ya permití suficiente ahogo de mi ser por miedo a no ser amado como siento que merezco. ¡Qué iluso! Tanto tiempo de ser fiel a normas y costumbres nacidas del más brutal control; ya es demasiado tiempo de infidelidades a mi esencia, aquella que por sí sola tiene el amor suficiente no sólo para vivir esta vida terrenal, sino que cubre hasta los vuelos de ensueño que doy cuando me siento y me reconozco libre.
Nada ya me obliga, y me sumo al tan temido salto al vacío que significa darme mi propia felicidad, sin culpar al mundo ni a los demás por las lágrimas que con dolor a veces brotan de mis ojos. Si la sociedad humana obliga, yo le permití hacerlo. Soy parte de una conciencia mayor en la que todos participamos, es decir, que si el mundo muestra la cara que muestra en estos días, es porque yo y todos vibramos en esa música. Este salto al vacío no implica escapar, sino reconocer que si los colores del mundo no me gustan es porque no fui un gran pintor…, pero puedo llegar a serlo!
El punto esencial aquí, y como siempre, es el amor, pero ese amor que es la energía de nuestro origen, no el sentimiento que conocemos por ese nombre. El sentimiento del amor, muchas veces, es una zancadilla que nosotros mismos nos damos para no encontrar la verdadera energía de creación. Nuestra soberanía no es algo fácil de alcanzar, y comienza en el nivel de amor que cada uno pueda darse a sí mismo…, incluso dejando de pensar en dar al otro porque así se nos enseñó. Se supone que ese debería ser nuestro actuar, ¿cierto?, olvidarnos de nosotros mismos para dar al prójimo, siguiendo esos añejos valores de un cristianismo tan alejado de aquel hombre que murió en la cruz. Si das todo a otro pierdes tu fuerza y te desvalorizas a tal punto que cedes tu poder a quien quiera tomarlo; este acto tan enraizado en nuestra sociedad nace de aquellas mentes que buscaron tomar nuestra conciencia para hacerse del destino de la humanidad, ¿y cómo? Generando miedo, culpas y castigo…, y haciéndonos creer que algo malo vive dentro nuestro, intrínseco, algo pecaminoso. Aunque tengamos conciencia de estos enredos de poderes y sometimientos, aún ruge en nuestro interior el monstruo del castigo por no ser buenos como se nos enseñó que debíamos ser. Por eso es que yo me rebelo, y me entrego al sentir antes que a la razón sin control, que me dice cómo debo actuar en la vida y ante los demás.
El ser bueno o ser malo, es la mayor estafa que ha creado la humanidad.
La bondad o la entrega a otro que lo necesite, no parte del despojo de mi alma, parte del total amor que primero me puedo dar a mí mismo. Amarme, sentirme, aceptarme, darme cuenta de mis potenciales y explotarlos…, eso me da brillo para que otro vea que es posible brillar por sí solo. Prefiero aportar al mundo en este sentir antes de llenar de migajas y limosnas a quienes aún creen que no pueden ser felices o que la pobreza es su destino. En vez de combatir a piedrazos o luchar con las mismas armas que nos desempoderan, prefiero cambiar la visión de mí mismo y alcanzar la máxima altura posible para que otros vean que es posible el propio amor…, ese que por rebalse inundará al mundo. Eso es poder, el verdadero poder al que temen los que tienen las riendas de la conciencia colectiva.
Yo no amo al mundo como a algo externo a mi experiencia, yo no parto por amar a quien sufre, porque todos y todo son mi propia experiencia. Si yo vibro alto, en esa energía creadora que es el amor, el mundo habrá dado un salto importante hacia su libertad. La rebelión parte aquí dentro, y es más un sentir que un concepto; es cuando puedes permitir la conciencia de que nada tienes que hacer para que el amor bulla en ti. La conciencia planetaria todavía se mueve en creer que el hacer afuera y permanentemente, nos llevará a crecer y a encontrarnos, ¿cómo se deben estar riendo en sus tumbas y en sus elegantes sillones, tantos seres humanos que jugaron y que aún pretenden jugar con nuestra capacidad de amar para hacernos creer que la vida está afuera antes que en nuestro corazón? Pero bueno, ¡se acabó!
Sentir antes de actuar, amar antes de dar…, esto es un estado, es una vibración. Sentirnos a nosotros mismos y amarnos a nosotros mismos, porque el mundo es nuestra creación, un espejo de nuestro estado interior. Este caminar se puede compartir como una experiencia que cada uno puede llegar a vivir, pero no se puede enseñar, ¡en hora buena! Porque se acabaron las escuelas de crecimiento interior y espiritualidad, las religiones que aunque creyeron liberar, o eso nos hacían creer, sometían. El ser humano es único en su experiencia y soberano en sus actos, por lo tanto la única forma de compartir que es posible rebelarse a tanta historia de poder de unos sobre otros, es con la valentía de ser uno mismo.Hacer lo que uno sienta es hacerse a uno mismo, sin normas ni estándares.
Hacer lo que se siente es volcarse al mundo desde un corazón hinchado de amor, no pensando más en la ruta a seguir, sino sólo caminar, porque habrá confianza en lo que uno verdaderamente es. Y esto muchas veces implica tocar el más profundo de los abismos que nos depara el salto al vacío de nuestro interior, donde lo único que nos queda es el amor por nosotros mismos como nunca antes pensamos que se podía amar.
El viaje que nos depara este tiempo de cambios interiores que están creando un nuevo mundo, ya no consiste en conquistar el cielo sino aterrizar con todas nuestras fuerzas y de una vez por todas. Vivir la tierra y todo lo que nos ofrece como la experiencia más divina conocida. Por eso me rebelo…, y siento, sólo siento y vivo, recupero mi experiencia como la conquista más preciada en la ruta de ser uno con la vida!
Y en este acto de rebelión voy siendo cada vez menos cosas de las que me fueron acorazando en la vida, con las que yo mismo creí protegerme. No tengo ni necesito ser algo para vivir pleno, es más, la tranquilidad llega a mi pecho cuando descubro que no tengo nada que hacer, que sólo soy el que soy, sin títulos, ni apellidos, ni propósitos.
¡Yo me rebelo…, siento y respiro!
Con amor.
Yo Soy Roberto.
Por Roberto Cabrera Olea / 22 de julio de 2009 / Chile
www.automaestria.ning.com / magomirdin@gmail.com
Fuimos poco a poco construyendo un modelo de acción en el que el pensar antes de actuar es la base de nuestro aparecer en el mundo. ¡Pero qué burla a nuestra esencia resulta el postergar nuestro sentir más vivo y apasionado para dejar que sólo brote un mínimo de nuestro sentir, y con esto conseguir pertenecer a un mundo que te observa como si en el siguiente movimiento fueras a errar, es más, es como si lo esperara, ya que así confirma sus leyes y verdades!
¡Yo me rebelo…, y siento! Y con esto quiero decir que me cansé, que ya permití suficiente ahogo de mi ser por miedo a no ser amado como siento que merezco. ¡Qué iluso! Tanto tiempo de ser fiel a normas y costumbres nacidas del más brutal control; ya es demasiado tiempo de infidelidades a mi esencia, aquella que por sí sola tiene el amor suficiente no sólo para vivir esta vida terrenal, sino que cubre hasta los vuelos de ensueño que doy cuando me siento y me reconozco libre.
Nada ya me obliga, y me sumo al tan temido salto al vacío que significa darme mi propia felicidad, sin culpar al mundo ni a los demás por las lágrimas que con dolor a veces brotan de mis ojos. Si la sociedad humana obliga, yo le permití hacerlo. Soy parte de una conciencia mayor en la que todos participamos, es decir, que si el mundo muestra la cara que muestra en estos días, es porque yo y todos vibramos en esa música. Este salto al vacío no implica escapar, sino reconocer que si los colores del mundo no me gustan es porque no fui un gran pintor…, pero puedo llegar a serlo!
El punto esencial aquí, y como siempre, es el amor, pero ese amor que es la energía de nuestro origen, no el sentimiento que conocemos por ese nombre. El sentimiento del amor, muchas veces, es una zancadilla que nosotros mismos nos damos para no encontrar la verdadera energía de creación. Nuestra soberanía no es algo fácil de alcanzar, y comienza en el nivel de amor que cada uno pueda darse a sí mismo…, incluso dejando de pensar en dar al otro porque así se nos enseñó. Se supone que ese debería ser nuestro actuar, ¿cierto?, olvidarnos de nosotros mismos para dar al prójimo, siguiendo esos añejos valores de un cristianismo tan alejado de aquel hombre que murió en la cruz. Si das todo a otro pierdes tu fuerza y te desvalorizas a tal punto que cedes tu poder a quien quiera tomarlo; este acto tan enraizado en nuestra sociedad nace de aquellas mentes que buscaron tomar nuestra conciencia para hacerse del destino de la humanidad, ¿y cómo? Generando miedo, culpas y castigo…, y haciéndonos creer que algo malo vive dentro nuestro, intrínseco, algo pecaminoso. Aunque tengamos conciencia de estos enredos de poderes y sometimientos, aún ruge en nuestro interior el monstruo del castigo por no ser buenos como se nos enseñó que debíamos ser. Por eso es que yo me rebelo, y me entrego al sentir antes que a la razón sin control, que me dice cómo debo actuar en la vida y ante los demás.
El ser bueno o ser malo, es la mayor estafa que ha creado la humanidad.
La bondad o la entrega a otro que lo necesite, no parte del despojo de mi alma, parte del total amor que primero me puedo dar a mí mismo. Amarme, sentirme, aceptarme, darme cuenta de mis potenciales y explotarlos…, eso me da brillo para que otro vea que es posible brillar por sí solo. Prefiero aportar al mundo en este sentir antes de llenar de migajas y limosnas a quienes aún creen que no pueden ser felices o que la pobreza es su destino. En vez de combatir a piedrazos o luchar con las mismas armas que nos desempoderan, prefiero cambiar la visión de mí mismo y alcanzar la máxima altura posible para que otros vean que es posible el propio amor…, ese que por rebalse inundará al mundo. Eso es poder, el verdadero poder al que temen los que tienen las riendas de la conciencia colectiva.
Yo no amo al mundo como a algo externo a mi experiencia, yo no parto por amar a quien sufre, porque todos y todo son mi propia experiencia. Si yo vibro alto, en esa energía creadora que es el amor, el mundo habrá dado un salto importante hacia su libertad. La rebelión parte aquí dentro, y es más un sentir que un concepto; es cuando puedes permitir la conciencia de que nada tienes que hacer para que el amor bulla en ti. La conciencia planetaria todavía se mueve en creer que el hacer afuera y permanentemente, nos llevará a crecer y a encontrarnos, ¿cómo se deben estar riendo en sus tumbas y en sus elegantes sillones, tantos seres humanos que jugaron y que aún pretenden jugar con nuestra capacidad de amar para hacernos creer que la vida está afuera antes que en nuestro corazón? Pero bueno, ¡se acabó!
Sentir antes de actuar, amar antes de dar…, esto es un estado, es una vibración. Sentirnos a nosotros mismos y amarnos a nosotros mismos, porque el mundo es nuestra creación, un espejo de nuestro estado interior. Este caminar se puede compartir como una experiencia que cada uno puede llegar a vivir, pero no se puede enseñar, ¡en hora buena! Porque se acabaron las escuelas de crecimiento interior y espiritualidad, las religiones que aunque creyeron liberar, o eso nos hacían creer, sometían. El ser humano es único en su experiencia y soberano en sus actos, por lo tanto la única forma de compartir que es posible rebelarse a tanta historia de poder de unos sobre otros, es con la valentía de ser uno mismo.Hacer lo que uno sienta es hacerse a uno mismo, sin normas ni estándares.
Hacer lo que se siente es volcarse al mundo desde un corazón hinchado de amor, no pensando más en la ruta a seguir, sino sólo caminar, porque habrá confianza en lo que uno verdaderamente es. Y esto muchas veces implica tocar el más profundo de los abismos que nos depara el salto al vacío de nuestro interior, donde lo único que nos queda es el amor por nosotros mismos como nunca antes pensamos que se podía amar.
El viaje que nos depara este tiempo de cambios interiores que están creando un nuevo mundo, ya no consiste en conquistar el cielo sino aterrizar con todas nuestras fuerzas y de una vez por todas. Vivir la tierra y todo lo que nos ofrece como la experiencia más divina conocida. Por eso me rebelo…, y siento, sólo siento y vivo, recupero mi experiencia como la conquista más preciada en la ruta de ser uno con la vida!
Y en este acto de rebelión voy siendo cada vez menos cosas de las que me fueron acorazando en la vida, con las que yo mismo creí protegerme. No tengo ni necesito ser algo para vivir pleno, es más, la tranquilidad llega a mi pecho cuando descubro que no tengo nada que hacer, que sólo soy el que soy, sin títulos, ni apellidos, ni propósitos.
¡Yo me rebelo…, siento y respiro!
Con amor.
Yo Soy Roberto.
Por Roberto Cabrera Olea / 22 de julio de 2009 / Chile
www.automaestria.ning.com / magomirdin@gmail.com
jueves, 18 de junio de 2009
LA MEJOR VACUNA ES NUESTRA CONCIENCIA
La estafa del miedo
La verdad es que no me sorprende la forma en que se ha enfrentado el tema de la gripe porcina. La verdad es que no me sorprende tanta algarabía inventada en torno a la posibilidad de una pandemia. La verdad es que no me sorprende tanto miedo en las personas porque aún creen que la vida no depende de sus acciones, sino de situaciones externas ajenas a su voluntad. La verdad es que agradezco la oportunidad a la que se nos enfrenta con tanta mentira…, la oportunidad de ver una verdad más grande tras la mayor estafa hecha a nuestra conciencia. Hasta me hace reír tanta ingenuidad de los mecanismos de poder que creen que esto será eterno y que se pueden seguir aferrando a sus sillones sometiendo al mundo con una ilusión tan gastada y podrida. Y me hace reír porque veo como se les agotan las armas esgrimidas por tantos miles de años…, están oxidadas, sin filo, sucias y quebradizas, al punto de dejar traslucir tan claramente que son de juguete.
Y sí, hay un mundo sumido en la incertidumbre producto de este engaño llamado miedo, pero no será por mucho tiempo más. El miedo es un constructo que somete, es una creencia ideada para hacernos sentir que tenemos una debilidad intrínseca que no nos permite ser soberanos en nuestras vidas, y que necesitamos de otros para que nos protejan de tanta aparente amenaza externa que deambula por el planeta. Es un juego de valores e ideas que no tiene otro propósito más que el de hacernos creer que el mundo está cada vez peor y que la belleza es un patrimonio cada vez más escaso. Pero ya han sido muchas eras humanas bajo esta conciencia, las suficientes como para desmantelar el engaño. Y este es el momento para hacerlo, y paradójicamente, los mismos mecanismos de poder y sus títeres, nos entregan las herramientas para hacerlo ya que están mostrando sus colmillos gastados, dejando entrever unas encías que no podrían sostener ni un diente de leche. Está muriendo la dinámica de las cadenas y los candados, pero no podemos esperar a que venga otro con la llave, está en cada uno de nosotros el poder de hacer desaparecer con nuestra magia la ilusión que aún nos aprisiona.
Todo es energía
Nuestra vida está construida en base a la creencia de que todo lo que nos rodea es algo que preexiste a nuestras acciones, es decir, que no tenemos nada que hacer con las circunstancias que vivimos y menos que podemos transformarlas en algo distinto si modificamos nuestro interior. El Universo, el planeta, la flora y la fauna, las personas que conocemos y las que no, y nosotros mismos, somos una manifestación energética que ha creído, por demasiado tiempo ya, en un juego donde el olvido del misterio de la vida y sus implicancias nos instala en la idea de que no somos dueños de nuestro presente y menos de nuestro futuro. Pero el hecho de que somos una energía en baja velocidad vibracional, es decir la materia, ya nos entrega el poder de comprender que todo es transformable y que nada es ni tan rígido ni tan duro como se nos ha hecho creer. La llave entonces, la vacuna ante todas estas armas de poder, está precisamente en hacer esta conciencia de que si somos energía materializada, podemos trabajarla para enfrentar cualquier circunstancia aparentemente amenazante con el sólo hecho de subir nuestra vibración energética. Esto es la magia, nuestra magia, que no es exclusiva de personas que estudian el tema de los prodigios de la ilusión, sino un derecho y un poder que tenemos en nuestro interior desde antes de nacer.
No hablo de nada extraño, ni de nada que no esté al alcance de cualquier persona que pisa este planeta, ya que la condición necesaria para haber llegado a crear un cuerpo físico es la conciencia de que es posible manifestar una esencia de energía en algo visible y palpable…, una conciencia que no todos recuerdan en este momento, por eso es que aún existe el miedo a lo que pueda suceder con todas estas enfermedades, guerras, calentamiento global, hambrunas, etc. Pero al mismo tiempo, es una conciencia que es capaz de surgir fácilmente en nuestro interior si sólo creemos que es posible.
¿Cómo hacemos reaparecer esta conciencia? Creyendo que es así, que somos esencialmente energía, y creyendo que podemos transformarla sintiéndola en nuestra piel. ¿Y cómo lo hacemos para transformar esta energía? Involucrando el sentir en nuestras acciones cotidianas dejando de estar en el permanente y desenfrenado ejercicio de la razón que es el caldo de cultivo del miedo. Volviendo a respirar como cuando éramos unos bebés, profundo, dándonos unos segundos para sentir nuestros pies en la tierra y para sentir que lo que nos rodea es parte de nosotros, involucrando el cuerpo entero en esta acción esencial e inconsciente, volviendo a darnos cuenta de que respiramos y de que en ese simple acto nos podremos encontrar con la paz y la confianza que nos piden a gritos ser parte de nuestra vida; así, nuestra energía se habrá elevado unos cuantos pasos hasta colocarnos en el lugar que nos corresponde dentro la creación…, el sitial del creador sin miedo a crear un mundo de amor. Sintiendo profundamente la verdad tras las cosas, sintiendo palpitar el corazón, se hará posible el destierro de la incertidumbre, ya que la presencia activa en el ahora nos hará entender este principio fundamental…, sin miedo no crearé miedo a mi alrededor, y sintiendo amor manifestaré sólo amor, porque como vibremos y sintamos en nuestro interior, crearemos en concordancia con eso a nuestro alrededor. Si seguimos creyendo el juego del miedo, seguiremos reproduciéndolo en el mundo. La verdad es que esto depende más de nosotros que de aquellas instancias de poder, que ellos sigan jugando su juego, que se sigan desgastando en su dinámica, pero ya no encontrarán tierra fértil para su semilla, ya que tú y yo nos habremos salido del tablero de juego. Se quedarán solos.
La mejor vacuna es nuestra conciencia
La mejor vacuna ante todas estas nuevas enfermedades del miedo, es nuestra capacidad de recuerdo. Recordar nuestra capacidad de autoamor, porque nosotros nos forjamos en el material que queramos. Recordando nuestro origen energético viviremos la vida que queramos. En definitiva, haciendo conciencia, dándonos cuenta de que nadie nos puede dañar si no lo permitimos. Ya basta de victimización y de entregarles el poder a otros que ni siquiera tienen un rostro para mostrar…, son cobardes e hijos del dolor y del drama…, ya no son dignos de tanta atención. Mientras menos los veamos, los recordemos y les demos existencia en nuestra vida, menos poder tendrán para seguir sometiendo nuestra conciencia. La conciencia también es energía transformable, y es lo mismo que cambiar un estado de ánimo en que modificamos la rabia en aceptación, la pena en alegría, y el miedo en confianza y paz. Seamos valientes y reconozcamos en nuestro corazón qué es lo que queremos proyectar para nuestra vida y la de los demás y creemos un nuevo sueño. Sólo depende de nosotros recobrar nuestro poder, uno que no le tema al poder del otro y no necesite frenarlo, ya que cada humano viviendo en este planeta, al saberse soberano, no temerá a ninguna amenaza porque ya no habrá ninguna. No necesitaremos quitarle nada a nadie porque lo tendremos todo en nuestro interior y nos regocijaremos en la alegría del otro que encontró su libertad…, tal cual la hemos alcanzado nosotros. Y quien sabe, después de que se les acabe el juego a todos estos porcinos porque no habrá nadie que juegue con ellos, podrán mirarse solitarios y verán el brillo de una alta energía a su alrededor digna de imitar…, autónoma e independiente…, y esa será la tuya.
Por Roberto Cabrera Olea / 18 de junio de 2009 / Chile
magomirdin@gmail.com / www.automaestria.ning.com
La verdad es que no me sorprende la forma en que se ha enfrentado el tema de la gripe porcina. La verdad es que no me sorprende tanta algarabía inventada en torno a la posibilidad de una pandemia. La verdad es que no me sorprende tanto miedo en las personas porque aún creen que la vida no depende de sus acciones, sino de situaciones externas ajenas a su voluntad. La verdad es que agradezco la oportunidad a la que se nos enfrenta con tanta mentira…, la oportunidad de ver una verdad más grande tras la mayor estafa hecha a nuestra conciencia. Hasta me hace reír tanta ingenuidad de los mecanismos de poder que creen que esto será eterno y que se pueden seguir aferrando a sus sillones sometiendo al mundo con una ilusión tan gastada y podrida. Y me hace reír porque veo como se les agotan las armas esgrimidas por tantos miles de años…, están oxidadas, sin filo, sucias y quebradizas, al punto de dejar traslucir tan claramente que son de juguete.
Y sí, hay un mundo sumido en la incertidumbre producto de este engaño llamado miedo, pero no será por mucho tiempo más. El miedo es un constructo que somete, es una creencia ideada para hacernos sentir que tenemos una debilidad intrínseca que no nos permite ser soberanos en nuestras vidas, y que necesitamos de otros para que nos protejan de tanta aparente amenaza externa que deambula por el planeta. Es un juego de valores e ideas que no tiene otro propósito más que el de hacernos creer que el mundo está cada vez peor y que la belleza es un patrimonio cada vez más escaso. Pero ya han sido muchas eras humanas bajo esta conciencia, las suficientes como para desmantelar el engaño. Y este es el momento para hacerlo, y paradójicamente, los mismos mecanismos de poder y sus títeres, nos entregan las herramientas para hacerlo ya que están mostrando sus colmillos gastados, dejando entrever unas encías que no podrían sostener ni un diente de leche. Está muriendo la dinámica de las cadenas y los candados, pero no podemos esperar a que venga otro con la llave, está en cada uno de nosotros el poder de hacer desaparecer con nuestra magia la ilusión que aún nos aprisiona.
Todo es energía
Nuestra vida está construida en base a la creencia de que todo lo que nos rodea es algo que preexiste a nuestras acciones, es decir, que no tenemos nada que hacer con las circunstancias que vivimos y menos que podemos transformarlas en algo distinto si modificamos nuestro interior. El Universo, el planeta, la flora y la fauna, las personas que conocemos y las que no, y nosotros mismos, somos una manifestación energética que ha creído, por demasiado tiempo ya, en un juego donde el olvido del misterio de la vida y sus implicancias nos instala en la idea de que no somos dueños de nuestro presente y menos de nuestro futuro. Pero el hecho de que somos una energía en baja velocidad vibracional, es decir la materia, ya nos entrega el poder de comprender que todo es transformable y que nada es ni tan rígido ni tan duro como se nos ha hecho creer. La llave entonces, la vacuna ante todas estas armas de poder, está precisamente en hacer esta conciencia de que si somos energía materializada, podemos trabajarla para enfrentar cualquier circunstancia aparentemente amenazante con el sólo hecho de subir nuestra vibración energética. Esto es la magia, nuestra magia, que no es exclusiva de personas que estudian el tema de los prodigios de la ilusión, sino un derecho y un poder que tenemos en nuestro interior desde antes de nacer.
No hablo de nada extraño, ni de nada que no esté al alcance de cualquier persona que pisa este planeta, ya que la condición necesaria para haber llegado a crear un cuerpo físico es la conciencia de que es posible manifestar una esencia de energía en algo visible y palpable…, una conciencia que no todos recuerdan en este momento, por eso es que aún existe el miedo a lo que pueda suceder con todas estas enfermedades, guerras, calentamiento global, hambrunas, etc. Pero al mismo tiempo, es una conciencia que es capaz de surgir fácilmente en nuestro interior si sólo creemos que es posible.
¿Cómo hacemos reaparecer esta conciencia? Creyendo que es así, que somos esencialmente energía, y creyendo que podemos transformarla sintiéndola en nuestra piel. ¿Y cómo lo hacemos para transformar esta energía? Involucrando el sentir en nuestras acciones cotidianas dejando de estar en el permanente y desenfrenado ejercicio de la razón que es el caldo de cultivo del miedo. Volviendo a respirar como cuando éramos unos bebés, profundo, dándonos unos segundos para sentir nuestros pies en la tierra y para sentir que lo que nos rodea es parte de nosotros, involucrando el cuerpo entero en esta acción esencial e inconsciente, volviendo a darnos cuenta de que respiramos y de que en ese simple acto nos podremos encontrar con la paz y la confianza que nos piden a gritos ser parte de nuestra vida; así, nuestra energía se habrá elevado unos cuantos pasos hasta colocarnos en el lugar que nos corresponde dentro la creación…, el sitial del creador sin miedo a crear un mundo de amor. Sintiendo profundamente la verdad tras las cosas, sintiendo palpitar el corazón, se hará posible el destierro de la incertidumbre, ya que la presencia activa en el ahora nos hará entender este principio fundamental…, sin miedo no crearé miedo a mi alrededor, y sintiendo amor manifestaré sólo amor, porque como vibremos y sintamos en nuestro interior, crearemos en concordancia con eso a nuestro alrededor. Si seguimos creyendo el juego del miedo, seguiremos reproduciéndolo en el mundo. La verdad es que esto depende más de nosotros que de aquellas instancias de poder, que ellos sigan jugando su juego, que se sigan desgastando en su dinámica, pero ya no encontrarán tierra fértil para su semilla, ya que tú y yo nos habremos salido del tablero de juego. Se quedarán solos.
La mejor vacuna es nuestra conciencia
La mejor vacuna ante todas estas nuevas enfermedades del miedo, es nuestra capacidad de recuerdo. Recordar nuestra capacidad de autoamor, porque nosotros nos forjamos en el material que queramos. Recordando nuestro origen energético viviremos la vida que queramos. En definitiva, haciendo conciencia, dándonos cuenta de que nadie nos puede dañar si no lo permitimos. Ya basta de victimización y de entregarles el poder a otros que ni siquiera tienen un rostro para mostrar…, son cobardes e hijos del dolor y del drama…, ya no son dignos de tanta atención. Mientras menos los veamos, los recordemos y les demos existencia en nuestra vida, menos poder tendrán para seguir sometiendo nuestra conciencia. La conciencia también es energía transformable, y es lo mismo que cambiar un estado de ánimo en que modificamos la rabia en aceptación, la pena en alegría, y el miedo en confianza y paz. Seamos valientes y reconozcamos en nuestro corazón qué es lo que queremos proyectar para nuestra vida y la de los demás y creemos un nuevo sueño. Sólo depende de nosotros recobrar nuestro poder, uno que no le tema al poder del otro y no necesite frenarlo, ya que cada humano viviendo en este planeta, al saberse soberano, no temerá a ninguna amenaza porque ya no habrá ninguna. No necesitaremos quitarle nada a nadie porque lo tendremos todo en nuestro interior y nos regocijaremos en la alegría del otro que encontró su libertad…, tal cual la hemos alcanzado nosotros. Y quien sabe, después de que se les acabe el juego a todos estos porcinos porque no habrá nadie que juegue con ellos, podrán mirarse solitarios y verán el brillo de una alta energía a su alrededor digna de imitar…, autónoma e independiente…, y esa será la tuya.
Por Roberto Cabrera Olea / 18 de junio de 2009 / Chile
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